El mundo físico antes del diluvio

Poseemos muy pocos datos acerca de las condiciones físicas antes del Diluvio. La única referencia bíblica se encuentra en Génesis 1:31, donde leemos: "Y vio Dios que todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera". En aquel mundo no existían las espinas o los cardos. No habían desiertos, ni montañas áridas ni los calores enfermantes de los trópicos. Las islas más encantadoras en los mares del Sur de hoy en día son solamente una pálida e imperfecta réplica del mundo cuando recibió el verdadero de "muy bueno" de su Creador.

Pero luego después de que Dios hubo pronunciado aquellas, el pecado entró en el mundo, y junto con el pecado la maldición del pecado. La maldición se hizo efectiva inmediatamente, pero sus consecuencias no se dejaron ver de inmediato en su sentido más amplio. Dios había declarado: "el día que de él comieres, morirás". Y cuando el hombre comió, la muerte se enseñoreó de él, pero el hombre no murió inmediatamente. Aquel cuerpo creado para la inmortalidad desafió a la muerte por cerca de mil años. Vivió como si nunca llegaría a morir.

Aún después que el pecado y la muerte entraron en el mundo, aquel era todavía un mundo muy superior al actual. En primer lugar, era un mundo con más "espacio vital" para la raza humana que lo que ofrece en la actualidad. No existía enormes extensiones baldías, tal como los grandes desiertos del Africa, Asia, América y Australia. Y las masas terrestres no estaban separadas por las vastas expansiones de aguas oceánicas que hoy constituyen aproximadamente siete décimos de la superficie terrestre.

A esto hay que añadir las tundras del norte de Canadá y Siberia y los continentes glaciales de Groenlandia y la Antártica, más las altas regiones montañosas del norte de la India y el occidente de América del Sur. En total las regiones del mundo actual que son inadecuadas para la habitación humana comprenden alrededor del 40% del total. Y a esto hay que añadir los bosque tropicales de los valles del Amazonas, del Congo y en las islas ecuatoriales del sudeste del Asia. Estas regiones comprenden otro 10%.

Pero esto no es todo. El mundo después del Diluvio no solamente se encontró reducido considerablemente en su extensión terrestre, sino que la fertilidad de los suelos y los recursos naturales necesarios para el progreso humano se vieron distribuidos desigualmente , de manera que la gente de algunas regiones vivieron en la abundancia mientras que otros apenas tuvieron lo suficiente para existir, dando así lugar a la envidia, rivalidades y guerras sangrientas entre las naciones.

El famoso Sir Williwm Dawson describe la Europa del mundo antediluviano como sigue: "En Europa, las Islas Británicas estaban unidas al continente, e Irlanda estaba unida a Inglaterra. El río Rhin corría hacia el norte a través de una gran planicie, probablemente llena de bosques y abundando en grandes cuadrúpedos, ahora extinguidos. El Támesis y el Humber eran tributarios del Rhin. Las tierras de Francia y España se extendían muy afuera. Las partes menos profundas del Mediterráneo eran tierra seca, y aquel mar estaba dividido en dos partes por medio de una tierra que unía a Italia con Africa. Posiblemente algunas de las partes menos profundas del Atlántico estaban tan elevadas que unían a Europa mucho más de lo que están actualmente.

Fósiles de planta e instrumentos hechos por el hombre descubiertos en el Sahara muestran que este gran desierto africano estuvo en una época cubierto por vegetación exuberante y habitada por el hombre. Restos semejantes han sido encontrados en el Desierto de Gobi de la China y en los grandes desiertos del noreste de la India.

Australia y Tasmania formaban un sólo continente, mientras que las islas del norte y su de Nueva Zelandia formaban juntos una sola masa de tierra.

Las regiones de la Antártica y del Artico como también Groenlandia no estuvieron cubiertas siempre de montañas de hielo y nieve, pero eran habitadas por animales y hombres. Wallace habla de "una flora exuberante y templada que cubría los actuales desiertos de hielo de Groenlandia y Spitzbergen".

La costa oriental de América del Norte se extendía mucho más adentro del Atlántico, posiblemente uniéndose con Europa en el norte y por medio del continente mítico llamado "Atlántida" en el sur.

Ni tampoco es mera suposición hablar del primer mundo como un "verdadero paraíso". Dios en Su gran sabiduría nos ha preservado una documentación segura y verdadero escrita en grandes letras en las rocas fundamentales de nuestro mundo actual. Los fósiles no mienten. Así como las pirámides de Egipto y los monumentos de Grecia y Roma son pruebas de la grandeza de la civilización que los creó, estos fósiles hablan también, en el lenguaje elocuente, de las glorias de un mundo que ha dejado de existir. Se puede decir que son la inscripción de un monumento funeral levantado a ese magnifico mundo, y al mismo tiempo una advertencia al mundo que había de seguirle. Los fósiles han estimulado la imaginación de los hombres desde los primeros griegos, y los primeros padres de la Iglesia estaban familiarizados con ellos.

Estos fósiles demuestran que había un clima uniformemente templado en las altas y bajas latitudes, tanto en el hemisferio norte como en el sur. Un clima perfectamente uniforme, sin estaciones, benigno y primaveral en todas partes de la tierra. Existían diferencias, pero no los grandes extremos de hoy día. Sir Henry H. Howorth, un connotado geólogo dice: "la flora y la fauna son virtualmente un termómetro por el cual podemos comprobar el clima de una época pasada. Cualquier otra evidencia es influenciada por el hecho de que podremos estar atribuyendo al clima lo que se debe a otras causas. Pero la evidencia biológica es inequívoca; reptiles de sangre fría no pueden vivir en aguas heladas, plantas semi - tropicales, o plantas de las zonas templadas no pueden madurara y semillar bajo condiciones árticas.

Otra autoridad de renombre, el profesor Alfred R. Wallace, dice: "hay solamente un clima conocido al mundo de los fósiles, tal como nos lo revelan las plantas y los animales sepultados en las rocas y aquel clima era un manto de belleza primaveral que parece haber prevalecido continuamente sobre todo el globo. Cómo el mundo pudo ser templado en todas partes, puede ser materia de conjeturas; pero que sí fue templado efectiva y continuamente, es un hecho".

El profesor George McCready Price escribe: "Sería completamente inútil revisar todo el sistema de fósiles en orden, pues no existe un sólo sistema que no contenga piedra caliza, coral u otra prueba de un clima templado bien al norte, y la mayoría de los sistemas tenían estas rocas en las tierras que bordean el mismo polo. Los yacimientos de piedra caliza y coral de la época carbonífera son las rocas más cercanas al Polo norte y deben encontrarse bajo el mismo océano polar".

Que nuestra tierra gozó de un clima uniformemente benigno es un hecho que puede ser demostrado, y que hubo un cambio repentino, y con toda probabilidad durante un diluvio universal, parece ser establecido sin lugar a dudas por el hecho de encontrarse Mamuts congelados y perfectamente conservados en las tundras heladas del norte de Siberia.

Se han sugerido tres teorías. La primera consiste en que la tierra estaba inclinada 23 y medio grados en la época del Diluvio, obrando un cambio en la relación de la tierra al sol.

Si el eje de la tierra estuviera perpendicular al plano de su órbita, la luz del sol se extendería de polo a polo, y los días y las noches serían siempre de igual duración, es decir, doce horas cada uno, y cada porción de la tierra en la misma latitud recibiría continuamente la misma cantidad de calor y de luz.

Por lo tanto, la posición inclinada de la tierra es la causa de las regiones árticas y antárticas de los dos polos y de las estaciones del año.

Según una segunda teoría, el clima templado del primer mundo fue motivado por las tibias aguas oceánicas que rodeaban los continentes antediluvianos. Se cree que las masas terrestres y de agua eran distribuidas más equitativamente, de modo que ninguna parte de los continentes existentes estaba tan separada del océano como se hallan ahora. Es conocible que un océano universal de agua templada podría muy bien producir la vegetación exuberante que floreció durante esta época en las antiguas regiones polares, si los polos antediluvianos, tal como ocurre hoy día, estaban envueltos en tinieblas durante seis meses de cada año.

Otra versión sostiene que corrientes marinas templadas estaban distribuidas de tal manera que cada parte de las existentes masa terrestres estaban entibiadas por ellas, tal como sucede con aquellas zonas afectadas por el Gulf Stream y la corriente Japonesa.

La tercera teoría que trata de explicar el clima antediluviano es la teoría del manto. Según esta teoría la tierra estaba rodeada originalmente por un manto de vapor que interceptaba los rayos directos del sol. El calor que penetraba le manto era difundido igualmente en todas las latitudes, de modo que el clima sub - tropical prevalecía aún en la latitud más alta. Este manto sirvió para provocar condiciones semejantes a aquellas logradas en un invernáculo con una temperatura de 72°F. Los rayos químicos del sol, especialmente aquellos más activos en la maduración de gérmenes, y aquellos que producen la fermentación eran interceptados por el manto, dando como resultado que hombres y animales vivieron hasta una avanzada edad. Temporales y lluvias eran desconocidos en el tiempo de Adán, y por lo tanto el arco iris fue visto por vez primera el día que Noé salió del Arca. Extremos de frío y calor eran imposibles. Pero con el Diluvio todo esto cambió. El manto se deshizo y fue la fuente principal de las aguas torrenciales del diluvio. Entonces las estaciones se dividieron abruptamente, y de ahora en adelante habría "la sementera y la siega, y el frío y calor, verano e invierno..."Génesis 8:22.

El punto de vista más razonable parece ser suponer que las tres teorías podrían haber sido aplicadas.

Comenzando con los animales, encontramos que los fósiles revelan:
1. una mayor distribución de los varios géneros y especies en todas partes de la tierra
2. una mayor variedad de géneros y especies que lo que ha existido en el mundo desde aquel entonces y
3. una notable deterioración de los animales que han sobrevivido al ser comparados con sus antepasados.

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