La prueba más convincente de un diluvio universal tal como fue descrito por Moisés son las demostraciones que se hallan en los fósiles. Fósiles Quiere decir los restos, o el molde, o la f horma de algún organismo, generalmente en forma petrificada. Se encuentran en todo el país. Se han hallado fósiles de todas clases de vida animal y vegetación tanto de las especies existentes actualmente como también de muchas formas que ya han dejado de existir.
Casi diariamente se traen a la luz nuevos fósiles en todas partes del mundo. Se hallan por casualidad a medida que el hombre va excavando la superficie de la tierra, o son hallados por el buscador profesional de fósiles, quien ha adquirido mucha pericia en localizarlos. Los diarios publican estos nuevos hallazgos, a menudo exageradamente, como estos ejemplos que siguen:
"Calavera de quinientos mil años de edad es hallada en UTA".
"En la Patagonia se han encontrado huesos de un monstruo, cada uno de 3 metros de largo: el dinosaurio tendría 35 metros del largo".
"Calavera de Barosaurio ha sido encontrada en Wyoming; curiosa criatura que se dice existió hace 140.000.000 de años".
"Se hallan restos de un antiguo bosque a 450 metros debajo de la superficie de la tierra".El geólogo canadiense, A. P. Coleman, nos da una descripción de la vida animal tal como existía tiempo atrás en el actual estado de Iowa de los Estados Unidos. Escribe: "Con manadas de caballos salvajes, camellos y búfalos en sus praderas, elefantes de varias clases y tamaños en los bosques, y el Milodón y el Megalonix botando los árboles para comer sus hojas, las condiciones de vida deben haber sido más que interesantes en el actual apacible Estado de Iowa. Si es cierto que el hombre paleolítico vivía en América en aquellos tiempos, tenía caza digna de sus armas. Más de tres cuartas partes de esos mamíferos están ahora extinguidos, pero casi todas las plantas y las conchas marinas, hasta donde se sabe, todavía existen.
Con referencia a la razón de la muerte de este sinnúmero de animales, el gran naturista Darwin declara lo siguiente: "Es imposible reflexionar sin el más grande asombro sobre el cambio del continente americano. Antiguamente debe haber estado cubierto con grandes monstruos; ahora hallamos unos meros pigmeos comparados con los de antes. El mayor número, si o todos, de estos cuadrúpedos extintos vivieron en una época y fueron contemporáneos de las conchas marinas todavía existentes. La mente se inclina irresistiblemente a creer en alguna inmensa catástrofe; pero para haber podido destruir así a los animales, tanto grandes como chicos, en la Patagonia, en Brasil, en la Cordillera peruana, en Norteamérica y hasta en el Estrecho de Bering, necesitaríamos algo que conmoviera al globo entero".
Darwin no ofrece ninguna solución satisfactoria. Pero su distinguido sucesor d'Orbigny, tuvo el valor de sacar la conclusión inevitable cuando declaró: "Yo arguyo que esta conclusión inevitable fue causada por una invasión del continente por el agua, u punto de vista que está completamente de acuerdo con los hechos presentados por el gran depósito de Pampian, que tiene que haber sido dejado allí por una gran inundación".
Los fósiles hallados son numerosos y variados. Los más interesantes son los restos del moa, una enorme ave sin alas, semejante al avestruz pero más grande. Se han hallado restos de esta ave en lugares aislados 50 y 70 metros debajo de la superficie en capas de ripio y peñascos, o se han encontrado en grandes cuevas donde los restos de cientos o miles de estas aves gigantes están amontonados confusamente. El hecho de estos montones de huesos de tantas especies de hábitos diferentes, yaciendo juntos con sus huesos intactos, sin pudrirse sin estar quebrados, nos lleva a la misma conclusión de antes.
Quizá los bosque petrificados más notables son aquellos hallados en el recinto del Parque Nacional de Yellowstone en los Estados Unidos. Aunque el proceso de petrificación no es bien entendido, parece depender de , o a lo menos ser facilitado, por la presencia de actividad volcánica e hidroquímica.
Estos árboles están enterrados en cenizas, barro y mármol, lo que indica actividad volcánica y la acción del agua.
Alrededor de 150 distintas clases de fósiles de otras plantas y restos de árboles han sido encontrados, entre ellos muchas clases de helechos, castaños, higueras, magnolias, laureles, canelos, y muchos otros, la mayoría de los cuales no crecen ahora en esa latitud ni altura.
Cuando los buscadores de oro llegaron por miles al Klondike y Nome en Alaska, hallaron el suelo escarchado hasta una profundidad de 35 metros y tuvieron que hacer fuego o utilizar el vapor para romper la superficie. Pero el ripio que contiene oro fue depositado bajo condiciones más benignas, como es evidente por los fósiles hallados allí de 18 a 35 metros debajo de la superficie. El Museo Americano de Historia Natural informó del hallazgo de restos de mamut con parte de carne cubierta de pelos negros todavía intactos, y junto con ellos la calavera de un león, similar al león hallado en el África.
Durante los primeros días del Klondike fueron extraídos enormes colmillos y tallados en ornamentos de marfil y vendidos en las tiendas de la ciudad de Dawson.
De los reptiles marinos el ictiosaurio y el plesiosaurio son representantes bien conocidos de las especies grandes. El ictiosaurio era un dragón marino con un hocico largo y agudo y sus mandíbulas armadas con afilados dientes. Tenía un pescuezo corto parecido al de un pez, y cola de pez. Restos del ictiosaurio han sido hallados en grandes cantidades en Inglaterra y Alemania. Los lechos donde se hallan son generalmente muy bituminosos o impregnados con aceite.
Pero monstruos aún más grandes y más feroces que aquellos habitaban en tiempos remotos los mares antediluvianos. Uno de estos era el Zeuglodon. Esta criatura podría ser descrita como una mezcla de serpiente y ballena. El Zeuglodon debe haber sido bien numeroso en la región ocupada ahora por los estado s americanos del sur al Golfo de México y en el sur de Europa. A lo menos es aquí que sus restos petrificados son hallados en gran abundancia. Pero el Megalodon, el tiburón gigante, debe haber sobrepasado aún al Zeuglodon en su porte y en ferocidad. El largo de este temible monstruo merino se calcula en 20 30 metros y aún 40 metros. Sus mandíbulas abiertas debieron parecer una horrible caverna, suficientemente grande como para tragar una pequeña ballena.
A juzgar por el número de fósiles hallados, los dinosaurios deben haber vagado en grandes cantidades a través de los bosques y las planicies del mundo antediluviano, especialmente aquí en América.
El más pequeño de los dinosaurios que conocemos era poco más grande que una gallina; pero los más grandes eran monstruos tan gigantescos que hoy día no hay ningún ser viviente, a no ser la ballena, que podría compararse con ellos.
Las cantidades de alimento que estos monstruos necesitaban debe haber sido enorme. Solamente un mundo como el antediluviano podría haberlos mantenido.
El reconocido como rey de los reptiles era el Tiranosauro. Era carnívoro y por lo tanto debe haber sido el terror de sus contemporáneos.
Y así eran algunas de las curiosas criaturas que antes habitaban este mundo. Fueron borrados de la faz de la tierra, y son desconocidos en el mundo de hoy día, salvo como fósiles. El mundo empobrecido después del diluvio no habría sido capaz de mantenerlos, y probablemente es una suerte para el hombre y para el resto de los animales que ellos hayan desaparecido.
El doctor Allen, profesor de geología en la Universidad de Alberta, hizo la siguiente observación: "Parece que estos reptiles fueron unidos por un peligro común y perecieron en la misma catástrofe. Y el profesor Lull dice con referencia a los dinosaurios: "El hecho más inexplicable es la dramática extinción de esta poderosa raza".
Tampoco debemos desestimar el hecho notable que fósiles marinos han sido hallados en las cimas de montañas miles de millas al interior de cualquier mar m como en las Montañas Rocosas, o enterradas bajo cientos de metros de arcilla, arena, ripio y otros despojos.
Todos nos cuentan la misma historia, y esa es, la repentina y completa destrucción seguida por una sepultura inmediata. Solamente una fuerza de las conocidas por el hombre es capaz de efectuar esto, y esa fuerza es el agua.
Atras
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