- LA ALABANZA QUE DIOS ANHELA (Parte VI)
-
- OBSTACULOS PARA LA ALABANZA
-
- Incluso cuando la gente está persuadida de que la
alabanza es bíblica, justa y apropiada, no siempre les
resulta fácil empezar a alabar a Dios. Se han dado muchas
excusas a este respecto. La gente se dedica a explicar porque
no pueden alabar a Dios. Algunos pretenden excusarse en base
a su disposición o temperamento. Alegan timidez o el hecho
de que no son extrovertidos o que no exteriorizan lo que sienten.
-
- El hecho es que la Biblia no excusa a nadie en este asunto.
David dice, "Todo lo que respira alabe al Señor"
(Sal 150:6). Si usted respira, entonces tiene que alabar a Dios.
-
- "Los muertos no alaban al Señor, ni ninguno de
los que descienden al silencio" (Sal 115:17).
-
- Existen algunos obstáculos definidos para la alabanza,
a los que Dios desea que nos enfrentemos y venzamos. Nos aceptará
ninguno de ellos como una razón válida para no
alabarle.
- 1. Pecado: el pecado es el primer obstáculo para la
alabanza. Esa es la razón básica por la que los
no convertidos no alaban a Dios. Es también una razón
de porque no lo hacen algunos cristianos. El pecado no confesado
nos inhibe delante de la presencia de Dios. No nos sentimos libres
ni cómodos en la presencia de Dios si somos conscientes
de pecado no perdonado en nuestra vida.
-
- David dijo: "Si en mi corazón yo hubiera mirado
la iniquidad (si yo conociera el pecado en mi vida) el Señor
no habría escuchado mi voz" (Sal 66:18). El pecado
y la iniquidad nos separan de Dios (Is 59:2) y perdemos cualquier
tipo de comunión que hayamos disfrutado previamente con
El. La conciencia de pecado en nuestras vidas ata nuestra lengua
delante del Señor. La única cosa de la que nos
sentimos libres de hablar con El es de nuestro pecado.
-
- Hay una repuesta muy obvia a este obstáculo: confiese
el pecado a Dios y acepte sinceramente Su perdón y limpieza
de manera que pueda ser restaurada una relación correcta
con El y se libere el fluir de la alabanza (1 Jn 1:9).
-
- 2. Condenación: Aun cuando hayamos sido perdonados
por el Señor, no siempre resulta fácil aceptar
ese perdón completamente, y mucho menos perdonarnos a
sí mismos. Muchos cristianos permanecen en condenación,
a pesar de que Dios les perdonó hace mucho tiempo.
- Esto a menudo resulta en un sentimiento de indignidad (falta
de dignidad). La libertad para la adoración es inhibida.
Tales cristianos tienen la tendencia de "colgar las cabezas"
ante la presencia de Dios. La sanción de Su presencia
hace que se sientan más indignos de la misericordia y
gracia que Dios ha obrado hacia ellos.
-
- Esta clase de actitud a menudo procede de estar más
conscientes de sí mismos que de Dios. Si estamos examinando
continuamente nuestros corazones con una actitud negativa, buscando
siempre faltas y debilidades, lo más natural es que las
encontremos. Nadie es perfecto. Esta inspección crítica
de nosotros mismos es poco saludable. Enfoca nuestra atención
sobre el yo en todo tiempo, en lugar de ponerla en Jesús.
-
- La Biblia nos anima a "Poner los ojos en Jesús
(que es) el autor y consumador de la fe..." (He 12:2). Esto
logrará al menos dos cosas:
- Primera, retira nuestros pensamientos y nuestra atención
de nosotros mismos y le dirige hacia Jesús.
-
- Segunda, cuanto más miramos a Jesús, pensamos
en El, meditamos sobre El, ocupamos nuestros pensamientos con
El, más desearemos alabarle. Así, comienza la alabanza
- poniendo nuestro ojos en Jesús. Nuestra admiración
y aprecio hacia El aumentarán continuamente a medida que
lo hacemos. Nuestra conciencia de Su dignidad aumentará
en nuestro ser, lo cual fomentará pensamientos de alabanza
y adoración hacia El.
-
- 3. Mundanalidad: Oliver Cromwell definió una vez "la
mundanalidad" como "todo aquello que enfría
mi afecto por Jesucristo". La mundanalidad es lo opuesto
a la espiritualidad. Es la situación que prevalece cuando
nuestras mentes y pensamientos están centralizados en
las cosas de este mundo más bien que en las de Dios y
las de Su Reino.
-
- La gente con una mente mundana encuentra alabar a Dios extremadamente
embarazoso. Ofende su sentido carnal de la dignidad. La cura
para este problema radica en que nos concentremos cada vez más
en Jesucristo. A medida que nuestra conciencia y aprecio hacia
El vaya en aumento, nuestra mundanalidad irá disminuyendo
en la misma proporción.
-
- Uno de los síntomas de la mundanalidad es la obsesión
por mantener la dignidad y el decoro - una hiperconciencia del
"qué dirán"- demasiada preocupación
por cuáles sean las reacciones de las personas. Nuestra
primera preocupación como cristianos es complacer al Señor.
Esto no siempre complace a la gente carnal. Si estamos demasiado
preocupados con el deseo de complacer a los hombres y ganar su
aprobación, estaremos en peligro de desagradar a Dios.
-
- 4. Un Concepto Equivocado de Dios. Constituye frecuentemente
un fuerte obstáculo para alabarle. Muchas personas tienen
un punto de vista totalmente negativo hacia Dios. Le ven como
alguien que procura constantemente sorprenderles en alguna falta,
para luego condenarlos -alguien que se opone a todo lo que ellos
hacen. Sienten que es muy difícil complacerle y disfrutar
de Su aprobación. Ven a Dios como un ogro que está
dispuesto a impedir que la gente se diviertan de alguna manera.
¿Cómo podría alguien pensar alabar a un
Dios como ese? La alabanza empieza a surgir en nuestros corazones
solamente cuando tenemos un concepto correcto de Dios. El Espíritu
Santo tiene que mostrarnos a Dios tal y como El es en realidad.
La lectura de la Palabra de Dios es una cura maravillosa frente
a los conceptos equivocados relacionados con Su Persona.
- No obstante, esto puede experimentarse únicamente
cuando la permitimos que Su Espíritu nos revele la verdad.
Muchos lectores de la Biblia tienen sus mentes cerradas a la
verdad. Un conocimiento verdadero de Dios, se seguro que nos
guiará a la alabanza y adoración.
-
- 5. Tradiciones Religiosas: En los días de Cristo,
muchos permitían que vanas tradiciones de hombres se impusieran
sobre la Palabra de Dios (Mt 15:6).
- Desgraciadamente, hay muchas personas hoy en día que
hacen lo mismo. Muchos creyentes en Cristo se han criado en las
llamadas tradiciones cristianas, las cuales miran de reojo ala
alabanza y adoración. Tales tradiciones tildan la alabanza
como simple emocionalismo.
- Recuerde que la religión reprima, mas la redención
libera". Las personas aprisionadas por las tradiciones de
los hombres frecuentemente tienen conceptos equivocados de Dios,
quien, desde su punto de vista negativo, es un ser extremadamente
negativo. Es completamente insensible, austero y prohibitivo
en lo que a lo emocional se refiere.
-
- Los que creen en un Dios de tal naturaleza, se convierten
en personas insensibles. La cura para esta situación radica
en poseer el valor necesario para exponer intrépidamente
las tradiciones a la luz de la Palabra de Dios con un corazón
sincero. Cuando el Espíritu Santo le revele el error de
su tradición, esté dispuesto a renunciar a ella
y abrazarse a la Palabra de Dios en su lugar.
-
- 6. El orgullo es un obstáculo más para la liberación
de la alabanza. Este es un problema muy difícil de tratar,
pues somos negligentes en reconocer el orgullo o arrogamiento
que reside en nuestros corazones. Nuestro egoísmo personal
no nos los permite. Dios puede quebrantar tal orgullo y liberar
al prisionero.
-
- El orgullo está muy interesado en la imagen que uno
tiene de su propia persona, que siempre desea que se piense bien
de ella, que siempre desea ser vista haciendo lo que se considera
como lo correcto y apropiado.
-
- 7. Temor del Hombre: Proverbios 29:25 nos dice: "El
temor del hombre pondrá lazo..."
-
- El miedo del hombre, de sus pensamientos y opiniones, crea
un lazo real en el que muchos han sido atrapados. "El temor
de Jehová es el principio de la sabiduría"
(Pr 9:10). Si reverenciamos verdaderamente a Dios, nunca deberíamos
temer al hombre.
-
- Siempre deberíamos buscar la manera de complacer a
Dios en todas las cosas, y es nuestro deber alabarle si deseamos
lograr tal cosa. Si a los hombres no les agrada esto, ese es
su problema. Nunca permita que las opiniones de ellos le inhiban
o estorben su deseo e intención de dar a Dios la alabanza
que se le debe.
-
- 8. Supresión Satánica: Por último, llegamos
al más serio de todos los obstáculos, una supresión
de la alabanza inspirada por Satanás.
-
- Es difícil para nosotros comprender el odio profundo
que Satanás siente hacia Dios y cuánto aborrece
escuchar a los cristianos alabándole.
-
- Fue la envidia profundamente arraigada en el corazón
de Satanás hacia Dios lo que provocó su caída.
En su arrogancia, se creyó mayor que Dios. Cada vez que
escucha a los creyentes alabando Su nombre, se llena de gran
ira y celos. Por consiguiente, el enemigo procura suprimir y
desanimar toda alabanza dirigida a Dios.
-
- Cuando una persona está bajo el control directo de
Satanás o uno de sus demonios, se ha descubierto que tal
individuo ni siquiera puede pronunciar el hombre de Jesús.
Cuando se le estimula para que lo haga, su garganta no puede.
La palabra no puede salir. Se ha notado que cuando el nombre
de Dios es pronunciado en la presencia de tal gente, los demonios
que están en su interior comienzan a encolerizarse. Satanás
reacciona violentamente ante la simple mención de ese
Nombre. Sus víctimas, a veces, no podrán hablar,
se derrumbarán, maldecirán y blasfemarán.
Así de violenta es su reacción contra la alabanza
a Dios o a Jesús.
-
- Si alguna vez un cristiano percibe la influencia de cierta
aversión hacia la alabanza, deberá examinar su
corazón con sinceridad y honestidad. Es su deber orar
a Dios para que le revuelva la naturaleza de su problema espiritual,
y qué cosa está restringido o bloqueando la fluidez
de la alabanza. Cuando esto haya sido descubierto, entonces el
creyente deberá sentir un sincero arrepentimiento, y apartarse
del obstáculo al momento. La persona debe disponer su
corazón para que sea obediente a Dios y alabe Su nombre.
-
- Todavía parece imposible que fluya la alabanza, se
deberá buscar ayuda de alguna persona madura y con sensibilidad
espiritual. Puede que haya una supresión satánica
en su vida la cual necesite ser quebrantada. Hasta que algo de
tal naturaleza no ocurra, la persona jamás podrá
servir a Dios adecuadamente.
-
- La falta de capacidad para alabar y adorar a Dios es indicio
de que existe una rebelión en algún lugar. obviamente
hay un problema básico del que hay que ocuparse. Siga
buscando a Dios hasta que venga la victoria, y Sus ríos
de alabanzas broten libremente de su interior.
-
- Vemos en efesios 5:25-27, toda la gloria redentora de Cristo
hacia la Iglesia, se describe en términos pasados, dice
que Cristo ya se entregó a si mismo por ella, ya la purifico
con la Palabra, no habla del futuro, ya ocurrió en la
cruz de Cristo.
-
- El ingrediente mas importante de la Iglesia, indudablemente
son las vidas de los creyentes, a los cuales la Palabra los denomina:
"cuerpo" y como somos muchos, cada uno se constituye
en un miembro en particular, sin importar la función específica
que desarrolle; todos son miembros, pero este concepto aún
es insuficiente, pues un número determinado de cristianos
reunidos en un mismo lugar, no son necesariamente Iglesia, aunque
se denominen como tal, pues para que sean verdaderamente Iglesia
de Dios, es necesario que este número de hermanos esté
en un mismo espíritu, lo que quiere decir que el cuerpo
necesita de una cabeza.
-
- En el evangelio según Mateo, aparece por primera vez
en la Biblia el término "EKKLESIA" o Iglesia
(Mt.16:18), es preciso tener bien claro la relación Iglesia
- Reino de Dios. El Reino de Dios está presente aquí
en la tierra para seguir con esa confrontación con el
reino de las tinieblas. En Mt. 11:12, hallamos un verso que no
siempre es bien interpretado: "desde los días de
Juan el bautista, el Reino de los cielos sufre violencia y los
violentos lo conquistan por la fuerza", Podemos entender
esto a la luz de escudriñar los textos en griego, que
nos saca a la luz lo siguiente: "El Reino de los cielos
sufre violencia", donde la traducción más
probable dice: "que no admite cobardías ni medias
tintas, sino que exige coraje y determinación rotundas";
y luego continúa "los violentos la arrebatan",
otra traducción es: "los violentos la conquistan
por la fuerza", cuando dicen los violentos, el griego expresa
"esforzados". El Reino de los cielos irrumpe con violencia
espiritual y el entrar en el Reino implica estar expuesto a este
conflicto y requiere una firme determinación de aferrarnos
a esa gracia de Dios.
Atras