Avivamiento Actual (continuación)
Lo que hoy me aflige muchísimo en mi país es que cuando veo el crecimiento de la iglesia y lo comparo con la situación de la nación y, más aún, cuando veo el tipo de contribución que la iglesia que crece tanto ha dado al país, mi corazón queda profundamente entristecido. Si continuáramos creciendo como estamos creciendo, vamos a ser la mayoría, pero mayoría en un país de miserables, mayoría en un país de corruptos, mayoría en un país de inmorales, mayoría en un aís vendido a la prostitución, mayoría que no logra ninguna diferencia, mayoría que no experimenta en sí misma ninguna diferencia.
Algún tiempo atrás me enteré que el 45% de los niños que están en las casas de recuperación del gobierno en el Brasil, niños de las calles, abandonados, tienen familias evangélicas. Usted cree en el avivamiento? Yo creo en el avivamiento, pero yo no quiero un avivamiento que deje el 45% de los niños en las calles. Usted cree en las visiones? Yo sí creo en las visiones y revelaciones y en la profecía, pero yo no quiero pasar por un avivamiento que tenga visiones de los cielos, pero no habrá los ojos para ver mala cruda realidad que está alrededor de la vida.
El "avivamiento a la latinoamericana" tiene mucho legalismo pero no conoce la santidad. No puede con lo que debería poder. Debería poder vivir, contentarse, comer y alegrarse. Puede lo que no debería poder, no debería poder mentir, entregar y engañar.
El "avivamiento a la latinoamericana" es aquel avivamiento lleno de emociones que no tiene ninguna consecuencia profunda de cambio de vida en la existencia de aquel que se encuentra en los cultos. Estamos llenos de caídas en el Espíritu . Yo creo en esto. Soy un presbiteriano profundamente pentecostal; pero hermanos, mi pregunta no es si usted puede o no caer en el Espíritu, sino mas bien si usted puede o sabe o no sabe andar en el Espíritu. Caer en el Espíritu es muy fácil; andar en el Espíritu es otro asunto.
El "avivamiento a la latinoamericana" es aquel avivamiento que le gusta manipular el poder de Dios, pero que no acepta someterse a la palabra del Dios de poder. Este es el peligro moderno, jugar, manipular en el poder del Espíritu y no someterse a la palabra del Espíritu.
El "avivamiento a la latinoamericana" es aquel avivamiento que vibra con milagros extraordinarios, pero que no vibra con la misma alegría en relación a la práctica de la justicia y de la verdad.
He visto en muchos países de América latina, especialmente en el Brasil, que es muy fácil saber los asuntos por los cuales las personas no darán su "amén" o "aleluya". Si usted quiere mimar su ego dentro de la iglesia evangélica brasileña le será muy simple. Haga una lista de las afirmaciones que si usted llegara a proclamarlas las personas se pondrían de pie y le aplaudirían. Entre ellas, diga que Jesús va a tirar abajo la idolatría, diga que Jesús va destruir los espíritus malignos, los dioses de la opresión espiritual. Diga que el va a sanar a los enfermos presentes. Los "aleluyas" van a controlar de tal manera el ambiente, que usted no va a poder ni siquiera continuar. Pero diga que él es un Dios de justicia, que aborrece a los poderosos inicuos, que derrumba a los pastores impuros, que quiere purificar su liderazgo, que está interesado en que los hombres de negocios evangélicos no sean inicuos, ni injustos como los demás. Usted no sacará, ni oirá un sólo "aleluya" del auditorio. Esto es "un avivamiento a la latinoamericana" que solo tiene "aleluyas" para la lista que les agrada y no tiene "amén" ni "aleluya" para la totalidad de la voluntad de Dios.
El "avivamiento a la latinoamericana" es aquel avivamiento que celebra los números extraordinarios de los que entran por la puerta del frente de la iglesia, pero que no mira la tragedia de los que están saliendo por la puerta del fondo.
Hace dos semanas la hija de un amigo mío, en la ciudad de San Pablo, fue secuestrada. Fue una situación terrible. Me encontraba en casa cuando él me llamó pidiéndome que fuera hasta San Pablo. Dos horas después estabamos en su casa, Aquél mismo día, a las 10:30 de la noche, la joven fue devuelta a su hogar. Alabamos a Dios juntos por ello, Sin embargo al día siguiente llegó la tragedia. Peor que la noticia de ella había sido secuestrada fue la noticia de quienes la habían secuestrado: cinco jóvenes pertenecientes a una iglesia evangélica vecina.
Hace un año me enteré, a través de un centro de estudios en la ciudad de Rio de Janeiro, que no hay otra institución en el Brasil con el potencial de la iglesia evangélica. Quiero decirles que si solo el 5% de los templos evangélicos en la ciudad de Rio de Janeiro, estuvieran abiertas para tener alguna actividad durante la semana, la población entera de la ciudad, sentiría la diferencia, porque los niños de las calles tendrían un lugar para estar. Digo sólo el 5%. Nuestros templos están llenos de personas con las manos elevadas al cielo. Cuándo llegará el día en que todos los que traen manos limpias para celebrar su nombre también extenderán sus manos generosas para recibir al prójimo?
El "avivamiento a la latinoamericana" es aquel que pone una Biblia en las manos de cada uno de los que entran en la iglesia, pero que no inspira al conocimiento de la palabra de Dios en el corazón de los que llegan.
Hermano y hermana, preste atención, cuanto más se transformen las palabras de Dios en un libro, menos se tiene a la palabra de Dios en el corazón.
Usted puede tener el libro debajo del brazo; puede servirle como decoración de su espiritualidad; la versión hasta puede denunciar el tipo de actitud teológica que usted tiene; pero la tragedia evangélica es que para nosotros la Biblia es el libro de Dios, pero no hemos tenido la palabra en nuestro corazón.
Somos el "pueblo del Libro", no somos el "pueblo de la palabra"
Y más aun, el "avivamiento a la latinoamericana" es aquel que habla de derrumbar a los ídolos paganos de la sociedad, pero es inoperante en cuanto a doblegar el ego autoglorificado de los líderes de la iglesia al Señor de los señores.
El avivamiento empieza con l derrumbamiento del ego de los líderes de la iglesia.
El "avivamiento a la latinoamericana" es aquel que filtra los mosquitos de las más legítimas alegrías humanas, mientras se traga los camellos de las más asquerosas contiendas del poder, manipula las conciencias y no tiene patrones mínimos de ética en la vivencia diaria de la fe.
El "avivamiento a la latinoamericana" es aquel que enseña que cualquier negocio es válido, mientras que el resultado sea la predicación del Evangelio.
Veinte días atrás recibí una llamada telefónica de un diputado evangélico del Congreso brasileño Este me decía que el presidente de la república, antes de su caída, lo había invitado a un almuerzo. En aquel encuentro el presidente lo miró y le dijo: "te doy todo lo que quieras si consigues que otros evangélicos voten por mí" En diputado en cuestión me llamó diciéndome: "Harmano Caio, yo tengo que votar en contra de la interpelación a Collor, porque él me prometió que me daría todo lo que pidiera". A lo que yo le dije: "Hermano, no consigues oír en sus palabras el eco de una declaración antigua de hace 2.000 años hecha por otro emperador mucho más poderoso que Collor en el desierto de Judea, que dice: "Todo esto te daré, si postrado me adorares?" Me respondió: "Pero hermano Caio, el presidente me ha dicho que me conseguirá algunos canales de televisión y radio que servirán para predicar el evangelio".
Entonces le dije: "Mire hermano, hay uno que es justo Juez. Dios es Dios de verdad, de justicia y su nombre no está a la venta".
El "avivamiento a la latinoamericana" es aquel que aplaude la visita de las autoridades inicuas a los cultos con más alegría de la que aplaude a la exaltación del trono de Dios sobre los gobernantes inicuos; que da a tales autoridades la palabra con mucha honra, pero que niega darle honra y voz a los santos y simples que aún no siendo frecuentes, están en nuestro medio.
El "avivamiento a la latinoamericana" es aquel que viene para matar, robar y destruir. Mata porque tiene el placer de vivir; roba porque se le ha robado a los hermanos a través de todo el continente en nombre de la fe; destruye porque hay personas que están enloqueciéndose en nombre del avivamiento de Aquel que dice: "Yo he venido para que tengan vida, y vida en abundancia".
Hace tres meses, una actriz de la televisión brasileña estaba siendo entrevistada en el mismo programa secular de televisión que yo estaba. Y cuando terminamos aquel programa de televisión entre los bastidores ella me dijo: "Fue muy bueno para mi encontrarlo a usted y hablas sobre Dios y Jesús, que es lo más lindo en que se puede pensar, porque yo he tenido una experiencia muy terrible últimamente". Le pregunté cuál había sido esta experiencia, y ella me dijo que una amiga de su hija se había convertido en una iglesia evangélica. "Antes de la conversión tenía un cabello hermoso, un lindo rostro sonriente, alegre, lleno de vida, pero después de la conversión cambió completamente. Su rostro está pálido, la cara ya no es bonita, olvidó la capacidad de poder sonreír. "Pastor Caio, Qué hay en su iglesia que cuando las personas se convierten cambian?".
El "avivamiento a la latinoamericana" es aquel en el cual se grita mucho, pero no se llora nada; se canta mucho, pero se alaba poco. Se arrodillan mucho, con mucha facilidad, pero se somete a Dios con mucha dificultad; se predica mucho y con mucha frecuencia en contra del pecado, pero se vive con mucha tranquilidad y descaro la práctica del pecado.
El "avivamiento a la latinoamericana" es el que enseña a los cristianos a celebrar su bendita prosperidad material con mordacidad, ironía e impiedad en relación a la miseria de la resaca de la sociedad, sin ningún tipo de compasión para con ella.
Hace algunos meses, tuvimos una tragedia en el Brasil ocasionada por las lluvias, por o que le pedí a la secretaria de la Asociación Evangélica Brasileña que justamente con el Ejército de Salvación movilizarse a algunas personas para reunir recursos a fin de ayudar a la población. Entonces ella tomó una lista de líderes evangélicos y comenzó a llamarlos pidiéndoles ayuda. Uno de ellos le dijo lo siguiente: "Dígale al pastor Caio que yo voy a ayudar en consideración a él, porque es un hombre de Dios, pero me gustaría que quedase claro que solamente lo hago en consideración a él, porque para mi los pobres, miserables, incrédulos no son dignos de mi compasión". He aquí la teología de la prosperidad, que anda por ahí con cara de avivamiento pero que estimula al cinismo, la moralidad, la ironía, la insensibilidad para con los demás.
El "avivamiento a la latinoamericana" es aquel que es ejercido por los líderes evangélicos que prohiben a los cristianos en nombre de la fe a tomar opciones políticamente sanas en la historia, circunscribiendo toda la importancia a la pelea de las regiones invisibles; mientras que ellos mismos son los que hacen maniobras políticas, nada éticas, a fin de favorecerse personalmente de la alienación del pueblo en las instancias más concretas de la historia.
El "avivamiento a la latinoamericana" es lo que está haciendo crecer mucho a la iglesia en latinoamérica, pero sin cambiar nada en el continente.
Avivamiento que tiene que convertirse en verdadero avivamiento o será nuestra mayor catástrofe en un máximo de veinte años. Si el "avivamiento a la latinoamericana" prevalece, nosotros tendremos un continente de mayoría evangélica cuyas expresiones de vida serán absolutamente parecidas a las de los grandes períodos de la victoria de la cristiandad en Europa, donde había un rey cristiano, una corte cristiana, una oficialía cristiana, un pueblo cristiano, pero donde también habían las más perversas formas de explotación del prójimo, las más raras aberraciones religiosas, las más descartadas acciones entre la iglesia y el poder. Y más aún, donde se intenta colocar a Dios al servicio de los intereses grandiosos de los explotadores de la fe, donde la fe rescatada del paganismo circundante se torna un infierno que atormenta la vida de esos rescatados que viven ahora en una desgracia de existencia enferma y sin dignidad.
Mi hermano, mi hermana, se que estoy diciendo la clase de cosas que nadie interrumpe para decir amén ni aleluya, pero no es preciso ser profeta. No hablo como profeta, apenas como alguien que tiene los ojos abiertos para ver que la realidad en el Brasil no debe ser muy diferente de la realidad en otros países.
En materia de avivamiento no hay modo distinto. O sucede a la manera de Dios o muere en la ilusión de la alegría evangélica superficial inoperante. Usted tiene la opción de continuar con el teatro del "avivamiento a la latinoamericana" o temer, temblar y quedarse postrado delante de Aquel que está sentado en el trono.
Mi oración es que todos podamos tener una tremenda, impactante y demoledora percepción del trono de Dios.
Que Dios les bendiga, hermano y hermana.