MEDITACIÓN DE LA PALABRA.
 
Jesús dijo: "Escudriñais las escrituras porque a vosotros os parece que en ellas hallaréis la Vida eterna" (Jn. 5:39). Una paráfrasis aclara más aún: "Si vosotros escudriñais las escrituras, os daríais cuenta que Yo soy la Vida Eterna". De otra forma podríamos decir: "si ustedes estudian las escrituras como presumen hacerlo, me reconocerían me descubrirían". En meditar no es el conocimiento filosófico, es descubrir a Cristo en la Palabra y que esa Palabra se haga vida en nosotros. Un significado interesante de meditar es "rumiar". La vaca es un animal rumiante, y todo el tiempo está dando vueltas a la comida dentro de su estómago, incluso en horas de la noche.
 
En el libro de Santiago vemos que: Y como dice la escritura, el Espíritu nos anhela celosamente para Dios" Cuando habla de la "Escritura", se refiere al Antiguo Testamento; Jesús predicaba la Escritura y Pablo hablaba de la Escritura. Ambos refiriéndose al Antiguo Testamento y la verdad es que nunca entenderemos en Nuevo Testamento sino leemos sus raíces, el Antiguo Testamento. En todo lo que implica nuestra meditación de la Palabra, vale más la inspiración del Espíritu; es decir, el Espíritu de la letra.
 
RUMIAR LA PALABRA
 
1. MEMORIZAR (Aprender versículos y la escritura del texto)
Al memorizar versículos bíblicos, nuestro intelecto que va recibiendo el impacto de la Palabra. La lectura de esta Palabra es muy provechosa porque quien lee cambia la escritura de sus pensamientos. Si queremos pensar como Dios, debemos llenar nuestra mente se su Palabra. "de la abundancia del corazón habla la boca" (Salmos...), si no tenemos la Palabra guardada, memorizada, lo único que hablaremos será lo opuesto a Dios. La memorización trae limpieza a nuestra mente, la Palabra provoca higiene mental.
 

 

2. VISUALIZACIÓN (Imaginar lo que dice el texto)
Esta práctica afecta a nuestra parte emocional, por ejemplo; si visualizamos ese verso que dice: Jehová es mi Pastos nada me faltará", en esto funciona la imaginación de nuestra mente, es importante tener claro que nuestra mente fue creada en una forma excelente por Dios.
 
Ahora todos experimentamos la imaginación en forma negativa debido a que nuestra mente no fue limpiada; pero cuando entra la Palabra pensamos positivamente. Hay varios ejemplos de esto, en relación al juzgar a otros porque nuestra mente sin limpieza imagina cosas negativas de las personas y eso daña más a nosotros que a los hermanos a loa que juzgamos, pues nosotros no tenemos un total conocimiento de todas las cosas, las conocemos en parte, el único que conoce todo es Dios, es por esto que Dios nos dice: "no juzgues para que no te condenes".
 
Cuando visualizamos la palabra llegamos a compenetrarnos tanto en lo que leemos que nos emocionamos, no es algo ficticio o de película, sino en algo verdadero y real. Pero no podemos quedarnos solo son las emociones, porque hay muchos cristianos que abundan en la emoción. Es importante que nuestras emociones tengan una base en la Palabra impartida por el Espíritu a nuestras vidas.
 
 

 

3. PERSONALIZACION (apropiarse de la Palabra)
Ejemplo "Jehová es mi Pastor". esta afirmación apela a "nuestra voluntad", porque hay que decidir, pues la Palabra tocó nuestra mente, nuestras emociones y luego nuestra voluntad; obedecemos o desobedecemos; la practicamos o la tenemos como conocimiento. No es el hecho de que nos parezca linda la Palabra, si no la practicamos, haremos todo menos la voluntad de Dios, mientras no haya esa participación, la Palabra queda en puro intelecto y emoción y no habrá un cambio fructífero en nuestra vida. El cuerpo solo responde a quien manda por dentro, si manda el Espíritu de Dios, es porque la Palabra está haciendo efecto; en nuestro espíritu sujeto al Espíritu de Dios. Cuando esta palabra ha tocado las tres áreas de nuestra vida, hace efecto, doblega el alma y fluye libremente por el cuerpo y entonces se ve, pero si no está viendo es posible que sólo este una parte del alma y que el espíritu no pueda fluir libremente. Por esta razón debemos buscar primero la Palabra para que afecte nuestra vida interior.
 
Muchas veces tenemos un sentir sobre las cosas de Dios pero no siempre ese sentir proviene de él, sino de nosotros mismos pues es nuestra conciencia la que nos habla y no Dios. es muy importante llenarnos de la Palabra y cuando con impacto en ese proceso, nos cambia. Como un ensayo, pondremos este ejemplo: tomemos 15 minutos en la noche, y lo usaremos de la siguiente manera:
 
Cinco minutos para leer un pasaje bíblico, o un capítulo como sea más conveniente y leamos cuantas veces podamos en estos cinco minutos.
 
Otros cinco minutos para visualizar (imaginar), de la forma más comprensible lo que hemos leído.
 
Los últimos cinco minutos, hagamos propia la porción de la Palabra leída, que es la que a ti te habla y de que forma la puedes aplicar a tu vida.
 
Luego "te acostarán en paz y asimismo dormiras" (....). Dios irá limpiando en este proceso, nuestro interior, y podremos ver la transformación de nuestro comportamiento. En el rumiar la palabra hay mucha riqueza y bendición.
 
La Palabra nos exhorta a rendir todo nuestro ser al Señor, esto implica espíritu, alma y cuerpo: el espíritu, es una vida de comunión con Dios; el alma y el cuerpo, la vida secular (trabajo, estudios, casa, etc). Sucede muy frecuentemente que algunos atienden sólo el cuerpo y el alma, descuidando su espíritu. En otros sucede lo contrario; esta bien es su espíritu, pero su alma está desatendida, pues no quieren trabajar, ni estudiar y en ambos casos, terminan aburridos; cuálesquiera de estás áreas que desatendamos nos llevará al aburriemiento. Dios no es conocimiento, su Palabra debe hacerse vida, encarnarse en nosotros.
Atras