La unificación de Egipto en el cuarto milenio a.C. provocó transformaciones en el orden religioso. El faraón y sus auxiliares retenían para sí los conocimientos de astronomía y de geometría que hacían posible el aprovechamiento de las crecientes del Nilo. De esta manera, el éxito de las labores agrícolas emprendidas era recibido por el pueblo como una dádiva de los dioses que confirmaba la filiación divina del faraón.[3]
LA RELIGIÓN DEL ESTADO
Pasar de la divinización del faraón a la religión
del estado, no fue muy difícil. Les tocaba a los faraones
mantener en la tierra la continuidad de la organización
cósmica. De esa manera se creía que la naturaleza
era regulada por la intercesión faraónica, manifestada
de modo especial mediante el control de las crecientes y la canalización
del Nilo, presente de abundancia y riqueza otorgado al pueblo
egipcio por los dioses.
La religión del estado reforzaba constantemente el importante
papel que les tocaba a los reyes, cuya filiación divina
se asociaba, en los períodos de mayor esplendor de la civilización
egipcia, a los principales dioses solares: Ra, Amón-Ra
y Atón.
En su condición de dios, y por tanto, de inmortal, le tocaba
además al faraón el papel de mediador de los hombres
delante de las divinidades, por lo que debía construir
templos, presidir cultos y organizar ritos funerarios, orientado
siempre por la diosa Maat, símbolo de la verdad, del equilibrio
y de la justicia.
Los innumerables templos, pirámides y obeliscos, entre
los cuales los más conocidos se remontan a la cuarta y
la quinta dinastía (2613-2345 a.C.), demuestran esas atribuciones
de los faraones. Muchos de estos monumentos estaban dedicados
a Ra, el dios Sol, cuyo culto fue institucionalizado por el faraón,
el "hijo del Sol" y Rey del Alto y del Bajo Egipto.
LA NOCIÓN DE UN DIOS PRINCIPAL
Ya que la religión constituía la forma básica
de control, y también la base de la organización
social, todo cambio de dinastía acarreaba alteraciones
en el culto, de acuerdo con el estilo flexible del sistema religioso.
Cuando predominaba el poder central, prevalecían los dioses
cósmicos; al resurgir la fuerza popular, se revitalizaban
los dioses locales.
Así pues, el panteón de los dioses egipcios era
muy variado. Ftá era el creador, que coexistía con
otros ocho dioses principales, entre los cuales estaba Atón.
Atón, que representaba la inteligencia y la voluntad, pasó
a representar, en el tiempo de Amenhofis IV, el disco y los rayos
solares, Horus representaba el horizonte. Osiris era tenido como
un faraón que había resucitado en los brazos de
su esposa Isis, y que fue vengado por su hijo Horus. Los tres
componentes de la "familia" fueron divinizados y eran
adorados en el panteón egipcio.
Estas ideas religiosas, de las cuales ya se encuentran vestigios
a partir del año 2050 a.C., se hallan formuladas en los
numerosos papiros que reciben el nombre genérico de "Libro
de los muertos". También los innumerables descubrimientos
arqueológicos llevados a cabo en Egipto han sacado a la
luz las innumerables formas de adoración practicadas por
aquel pueblo.
LA RELIGIÓN DE BABILONIA
Los principios que habían regido la formación
religiosa del antiguo Egipto, son los mismos que se aplican a
la explicación religiosa de Mesopotamia, exceptuando la
divinización de los reyes.
El monarca no era considerado "hijo de los dioses".
Estos sólo lo adoptaban después de su consagración.
Durante muchos años el poder religioso estuvo sometido
al control del soberano. Sin embargo, cuando vino la secularización
- separación entre el orden público y el religioso
- se convirtió en uno de los principios del Código
de Hammurabi (siglo XVIH a.C.) la no participación del
monarca en el poder religioso de los templos locales.
Como resultado de esto, los templos comenzaron a ejercer una influencia
política mayor en el reino. También la relativa
secularización de la sociedad constituyó el fundamento
de la inseguridad sicológica y religiosa de la Mesopotamia.
LOS DIOSES
La concepción religiosa del pueblo abarcaba un panteón
numeroso, gobernado por dioses arbitrarios, señores del
destino de todo ser humano,[4] dioses contradictorios, buenos
y terribles. Entre los hombres y las divinidades erguíase
un complejo sistema de relaciones, en el cual se incluían
el culto, el exorcismo y la magia.
El panteón mesopotámico era vastísimo. En
el mismo se agrupaban, según la relación encontrada
en la biblioteca de Asurbanipal (668-626 a.C.) en Nínive,
más de 2500 entidades divinas. Esta relación empieza
con los nombres de Anu, padre de los dioses, Enffl, la diosa madre,
y otros dioses infernales presididos por Nergal.[5]
LA RELIGIÓN DE MARDUK
Con la reforma política y religiosa de Hainmurabi (17921750
a.C.), Marduk, dios de Babilonia (novena capital del reino), fue
elevado a dios principal. Hijo de Ea, era el señor de la
sabiduría, entendida como transmisión mágica
del poder de curar y de la vida superior. Todos los años,
en la fiesta del Año Nuevo, se representaba dramáticamente
su victoria sobre las potencias del caos y del mundo inferior.
La religión de Marduk se convirtió en la última
de las grandes síntesis de las corrientes espirituales
mesopotámicas. En ese sentido, el sincretismo ganó
importancia. La figura de Marduk[6] tenía dos rostros,
correspondientes a su doble personalidad (que representaba a las
ciudades de Babilonia y Eridú), como hijo del sol y dios
de la magia, hijo de las aguas profundas.
ASPECTOS DIVERSOS
LOS ZIGURATS
- Eran construcciones compuestas por plataformas superpuestas,
cuyo número simbolizaba la cantidad de planetas conocidos.
Se tenía acceso a esos monumentos mediante escaleras exteriores.
Se suponía que los dioses descendían del cielo a
estos 46montes" sagrados, y se retiraban inmediatamente después
de terminado el culto que les era debido. Según la creencia
popular, los zigurats constituían el enlace entre el cielo
y la tierra, y es probable que en ellos se haya basado la narración
bíblica sobre la torre de Babel.[7] En su parte más
secreta e inaccesible se encontraban las estatuas y los emblemas
de los dioses.
EL MUNDO DE LOS MUERTOS
- Para los asirios y babilonios, la hora de la muerte era una
decisión de los dioses. El mundo de los muertos consistía
en un universo de sombras que se desvanecían; era una prisión
sin salida, el siniestro reino de Nergal. Debido a la ausencia
de esperanza en una verdadera vida futura, volvíase más
preciosa la vivencia incierta del presente.[8]
EL CULTO
- La forma principal del culto la constituían la oración y la liturgia, dedicada a los dioses. Estos, al igual que los mortales, tenían que comer y beber, dormir y amar. Había estatuas que representaban a las divinidades,[9] adornadas de oro y plata, y a las cuales se les servían fastuosos banquetes sobre el altar -la---mesade los dioses"- según un ritual cotidiano minuciosamente observado. Carnes de carnero, de vaca y de cerdo, pescado y legumbres, platos preparados todos con un cuidado digno de los divinos convidados, además de bebidas tales como hidromiel, vino y cerveza, componían el banquete ceremonial, consumido finalmente por los propios sacerdotes.
LA ORACIÓN
- A veces cantada coralmente, expresaba la admiración de los celebrantes, exaltaba el poder de la divinidad y suplicaba su intercesión: "Oh valeroso Marduk, cuya cólera es como la de un huracán, / ¡Pero cuya bendición es la de un padre compasivo! /Nadie ha escuchado mi súplica: ¡he aquí lo que me destruye! /Nadie ha respondido a mis gritos: ¡he aquí lo que me tortura!. . .
Con respecto a una oración como ésta, la Biblia
tiene unas palabras muy a propósito:
"Los ídolos de ellos son plata y oro, Obra de manos
de hombres. Tienen boca, mas no hablan; Tienen ojos, mas no ven;
Orejas tienen, mas no oyen; Tienen narices, mas no huelen; Manos
tienen, mas no palpan; Tienen pies, mas no andan; No hablan con
su garganta" (Salmo 115:4-7).
El horóscopo - Los horóscopos actuales son el resultado
de la evolución de los calendarios que contenían
las obligaciones, abstinencias y oportunidades para cada persona,
de acuerdo con los meses o períodos del año.[10]
"Mes de Elul. Día 6. Nefasto. Ofrezca a su dios
(personal) los alimentos que le convengan, y él los aceptará.
Recite un salmo penitencial si no quiere ser vencido por su adversario.
Día 7. Completamente propicio. Ofrézcale alimentos
a Zábala. Día 10. Nefasto. Ofrézcales sacrificios
a Istar y a Papsukal.."
Como se puede ver, los horóscopos no tienen nada de científicos.
Son, en realidad, ordenanzas o predicciones demoniacas.
LOS DEMONIOS
- Los babilonios creían que todo mal físico o
psíquico tenía que ver con el pecado, u ocurría
por la actuación de demonios instigados por hechiceros.
Llegaban a culpar a los mismos dioses por el hecho de liberar
a los demonios.[11]
EL EXORCISMO
- Una dimensión mácica de la religión en Mesopotamia era la práctica del exorcismo. Se hacían oraciones, penitencias, ritos especiales y otras prácticas, orientadas por los sacerdotes exorcistas (los asipu), con la intención de alejar las fuerzas maléficas y suprimir las causas del mal.[12]
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[1] Génesis 11:1-9.
[2] Los egipcios aparecen en la Biblia como descendientes de Mízraírn,
hijo de Cam, hijo de Noé (Génesis 10:6, 13).
[3] Génesis 3:5; Ezequiel 28:11-19.
[4] Romanos 14:12.
[5] Las prácticas de la mediumnidad y la adoración
de los demonios no son cosa nueva. Encontramos sus orígenes
principalmente en la religión babilónica.
[6] El dios Marduk era conocido también como BeL Véase
lo que la Biblia dice respecto a ese dios: Isafas 46:1; jeremías
50:2; 51:44.
[7] Génesis 11:1-9.
[8] Romanos 8:17; 1 Pedro 5:1.
[9] Nabucodonosor, rey de Babilonia, reconoció que el Dios
de Daniel era el Señor de los señores (Daniel 2:47).
Con todo, hizo una estatua, probablemente dedicada a Marduk, y
exigió que la adoraran todos sus súbditos. Los verdaderos
siervos de Dios no se inclinan delante de otros "dioses."
(Daniel 3:1-30.)
[10] Isa.47:13, 14.
[11] Deuteronomio 17:7; 1 Corintios 10:20.
[12] Marcos 16:17; Santiago 2:19; Apocalipsis 16:14.