FIGURAS DE AUTORIDAD
 
Orlando Nutt
 
Ambas: bendiciones y maldiciones, son una parte de la vasta esfera, de lo invisible y espiritual, que afecta las vidas de cada uno de nosotros.
 
Un factor central y decisivo en esta área es la autoridad. Sin una comprensión de los principios de la autoridad, es imposible comprender el mundo del espíritu para funcionar efectivamente en él.
 
El siglo XX, ha visto un rechazo casi mundial de la autoridad. Las formas de autoridad que han sido afectadas, incluyen la familia, la iglesia y las varias ramas del gobierno secular.
 
Parece que la gente cree que este rechazo ha cambiado o abolido estas formas de autoridad, pero no es así. Los principios que gobiernan el ejercicio de autoridad son tan objetivos y universales como la ley de la gravedad.
 
La persona en una actitud de rebelión puede decidir rechazar la ley de la gravedad, y, saltar por la ventana del quinto piso. Su rechazo a la ley, en ninguna manera, la cambiará o invalidará. Igualmente caerá en la acera abajo con le mismo golpe. La misma se aplica a las leyes que gobiernan el uso de autoridad. La gente puede ignorarlas o rechazarlas pero la dirección de sus vidas igualmente van a ser determinadas por ellas. No importa si los reconocen o no.
 
En todo el universo hay una y una sola fuente suprema de autoridad: Dios el Creador.
 
Dios, normalmente no ejerce su autoridad directamente, pero delega a otros de su elección. Después que Jesús resucitó de los muertos, El dijo a sus discípulos: "Toda autoridad me es dada en el cielo, y en la tierra" (mateo 28:18). Desde aquel tiempo, Dios ha puesto toda la autoridad en las manos de Jesús. Pero Jesús, en su turno, delega a otros la autoridad que El ha recibido del Padre.
 
Entonces la autoridad en todo el universo, puede ser vista como un cable extremadamente fuerte, que desciende del padre a Jesús. En la mano de Jesús, el cable es separado en un sin número de cables que alcanzan a cada persona que El ha nombrado, --ambos angélica y humana-- en varias partes de universo.
 
Un término usado en la Biblia para denotar a una persona que ejerce autoridad, es cabeza. En 1 Corintios 11:3, el Apóstol Pablo, escribe:
"Pero quiero que sepáis que Cristo es la cabeza de todo varón, y el varón es la cabeza de la mujer, y Dios la cabeza de Cristo."
 
En esta analogía de cabezas, Pablo demuestra un cable de autoridad que comienza con Dios, el padre, y desciende a Cristo y de Cristo al hombre quien llena el rol de marido y padre en la familia. Por virtud de esta relación, el hombre es nombrado autoridad en su hogar.
 
En las relaciones sociales humanas, el marido/padre, es el ejemplo primario de una persona, nombrada a ejercer autoridad. Hay sin embargo, muchas otras autoridades comúnmente reconocidas: Un gobernados sobre un pueblo, un comandante militar sobre sus soldados, un maestro sobre sus alumnos, un pastor sobre los miembros de su congregación.
 
En cambio, sólo Dios tiene autoridad absoluta. Todas las otras formas de autoridad son sujetas a limitaciones de varios tipos. La autoridad delegada es válida sólo dentro de una esfera dada.
 
La autoridad de un gobernador, por ejemplo, es normalmente limitada a las leyes de su nación, y, no se extiende a áreas "privadas" de las vidas de sus subordinados.
 
La autoridad de un padre sobre su familia no le permite infringir las leyes del gobierno secular. Un maestro tiene autoridad sobre sus alumnos sólo dentro del límite de la vida escolar.
 
Un pastor tiene autoridad sobre su congregación sólo en asuntos que son gobernados por la forma de religión que la congregación ha aceptado.
 
Es comúnmente comprendido que cuando la autoridad es abusada, ésta es automáticamente cancelada. Esto puede ser en casos extremos, pero normalmente no es así. La autoridad en alguna forma es una necesidad básica para cualquier tipo de vida social. Autoridad que es abusada puede causar muchas dificultades, pero aún así es mejor, que la alternativa: es decir es la anarquía.
 
Una manera importante para ejercer autoridad es la de bendecir a los que están bajo autoridad. Génesis 27, relata la tremenda importancia que ambos: Jacob y Esaú pusieron sobre la bendición de su padre, Isaac. Y con buena razón, siendo que la historia de sus descendientes, ha sido determinado desde entonces, por las palabras que Isaac pronunció sobre cada uno en aquel tiempo. Tampoco es Isaac una acepción aislada.
 
En toda la Biblia, la bendición de un padre es considerada segunda en importancia a la de Dios mismo.
 
Implícito en la autoridad de bendecir, sin embargo, está la autoridad de maldecir. Bendiciones y maldiciones nunca pueden ser separadas la una de la otra; más que el calor del frío o el día de la noche. Esto, quiere decir, que las personas con autoridad pueden ejercerlo en una de las dos maneras: para bendecir o maldecir. La misma autoridad, que hace efectiva una bendición; también, hace efectiva una maldición.
 
Un ejemplo dramático es provisto en la vida familiar de Jacob con sus dos esposas, dos concubinas y once hijos saliendo de la casa de su tío Laban en Mesopotamia, para volver a la tierra de Canaán. labán con un grupo de sus parientes les persiguieron y los alcanzaron en las montañas de Galaad. Hubo
una confrontación entre ellos porque Labán acusó a Jacob de robar sus dioses, las imágenes que usó para adivinación y para proteger su casa de las fuerzas malignas.
 
Lo que Jacob no sabía era que Raquel, la esposa que él amaba mucho, secretamente había llevado las imágenes. Jacob entonces reaccionó indignado a las acusaciones de Labán. El desafío a Labán a buscar en todas sus cosas, y para protestar su inocencia él añadió lo que en efecto era una maldición: "Si alguno de los que están aquí tienen dioses! que muera!". (Génesis 31:32).
 
Labán buscó por todas las cosas de Jacob, pero Raquel tuvo éxito al esconder los ídolos. Sin embargo, las palabras de la maldición de Jacob eran cargadas con la autoridad de un marido. Era equivalentes a una sentencia de muerte sobre la persona que había robado los ídolos.
 
El hecho de que Jacob no sabía, era que sus palabras habían sido dirigidas hacia Raquel, y no impidió que la maldición tomaría efecto.
 
Poco después Raquel murió en el parto al dar a luz a su segundo hijo. (Génesis 35:16-19). Tal es la autoridad de un esposo para bendecir o maldecir.
 
También debe ser añadido, que Raquel transgredió en el área de idolatría y lo oculto cuando tomó posesión de los dioses falsos. Entonces por su propia acción, ella ya había perdido la protección de Dios y abrió a la maldición que siempre sigue al involucramiento con lo oculto. Aquí hay un ejemplo claro que las leyes que gobiernan las bendiciones y maldiciones son en su propia esfera, tan real y objetivos, como: la ley de la gravedad. Ellas funcionan sin importar que la gente les de importancia o no.
 
En el plan de Dios para el matrimonio, el esposo y esposa llegan a ser "una sola carne", de tal manera que sus identidades separadas se unan en una unidad nueva. Sobre esta base, el esposo naturalmente incluye a su esposa en su autoridad que comparte sobre los hijos. Al no hacer esto, el marido puede llegar a ser arbitrario o despótico.
 
Hoy en día sin embargo, es más común para un marido ir al extremo opuesto, relegando sus responsabilidades de sus hijos a su esposa. Algunos, aún abandonan a ellas completamente. En tales circunstancias, la esposa es dejada a llevar toda la responsabilidad que debiera ser compartida por los dos. El resultado frecuentemente es un colapso completo de toda la estructura familiar.
 
El crédito debe ser dado a las esposas cristianas que se encuentran en esta situación pero por su fe, oración y la gracia de Dios llevan con éxito toda la carga que ha caído sobre ellas.
 
En el caso de Jacob, él no se dio cuenta que sus palabras habían sido dirigidas contra Raquel. En nuestra cultura contemporánea, sin embargo, a menudo hay esposos que saben y a propósito dirigen palabra amargas y destructivas contra su esposa. Aquí hay un ejemplo típico: María, quien nunca recibió ningún entrenamiento doméstico de su madre en la casa, se casó con Juan, un ejecutivo con poca paciencia. María nunca podía servir las comidas sabrosas y atractivas. Por un tiempo, Juan mantuvo el control; pero finalmente, él expresó su frustración, diciendo: "Me enferma la manera como sirve las comidas. Nunca aprenderá a cocinar." El repetía esto con frecuencia en varias ocasiones después.
 
Desde entonces, la mano de María temblaba cuando traía la comida a la mesa. Las comidas llegaron a ser una mala experiencia y ella deseaba escapar. Después de algunos años, su matrimonio se deshizo, pero la maldición pronunciada por Juan le siguió por el resto de su vida. Aunque tenía talentos y éxitos en otras áreas, ella nunca aprendió a cocinar. Cuando se encuentra en la cocina, algo oscuro pasa sobre ella que impide su habilidad natural.
 
Hay solo una solución para ella. Reconoces el hecho que su marido ha puesto una maldición sobre ella y buscar la libertad que Dios ha provisto.
 
También Juan ha pronunciado una maldición sobre sí mismo sin darse cuenta. Desde el tiempo que el dijo: "Me enferma la manera que sirve sus comidas", el comenzó a tener indigestión crónica y los médicos no pudieron encontrar la causa o curación. Igual como la inhabilidad de cocinar, la indigestión de Juan, le siguió hasta el fin de sus vidas.
 
Evidentemente pueden ser muchas las variaciones a la historia de Juan y María. El problema de María pudiera haber sido el "sobre peso". El comentario de Juan pudiera tomar esta forma: "Tu no tienes la voluntad que requieres para perder tu peso. Tu vas a engordar por el resto de tu vida." palabras como las de Juan proceden de emociones que pueden variar de impaciencia a odio o enojo. Normalmente, hay una presión doméstica detrás de ellas. Son como flechas con barba, con veneno en la punta. Una vez que penetra la carne, la barba le hace difícil de sacar. Sin embargo si se queda, el veneno se dispersa por todo el cuerpo.
 
Mayor aún que la autoridad de un hombre sobre su esposa es la que tiene un padre sobre sus hijos. Esto es la relación de autoridad más básica de todas. Es en realidad una extensión de la relación eternal del padre al Hijo dentro de la trinidad.
 
De igual manera como la bendición de un padre puede ser un potencial para bien sin medida, la maldición de un padre puede ser un potencial para mal que iguale. Algunas veces la maldición puede ser dicha a propósito, mientras en la mayoría de las veces, como en el caso del marido y la esposa, un padre puede hablar palabras a un hijo sin pensar en una maldición; pero, el efecto es el mismo.
 
Un ejemplo, puede ser el padre que nunca aprueba a un hijo. Al fin el hijo no sigue buscando la aprobación de su padre y el padre lo interpreta como rebelión. El padre demuestra su desaprobación hacia el hijo con palabras como: Tú no intentas! o Tú eres un flojo! o Tú nunca vas a hacer algo en la vida!". Sin darse cuenta, él está pronunciando un destino malo que fácilmente puede seguirle el resto de la vida.
 
El concepto malo que resulta, es parte de la maldición. La única solución efectiva es de tratarlo como una maldición y aplicar el remedio que Dios ha provisto.
 
Algunos padres hablan en broma sus hijos, pero igual tienen un impacto negativo sobre ellos que pueden afectarles por años. Hijas como Hijos pueden sufrir de los efectos de las palabras negativas de su padre o madre. Muchos padres y madres han puesto maldiciones sobre el matrimonio de sus hijos con sus palabras de disgusto. Algunos dicen: "no estoy de acuerdo con este matrimonio y va a fracasar." Algunos siguen repitiendo las palabras y cuando hay problemas dicen: "Yo he dicho desde el principio que iba a fracasar."
 
Hay padres, especialmente madres, que hasta usan la brujería para destruir el matrimonio de sus hijos. Jesucristo tiene poder para romper estas maldiciones. ¡Podemos en su nombre librarnos de palabras de maldiciones y brujerías!
 
Una madre también tiene autoridad sobre sus hijos que es compartido con su marido o delegado por él. Algunas veces una madre no esta contenta con el ejercicio de su autoridad legítima. Ella aprovecha del efecto y lealtad de sus hijos para ganar un control ilegítimo sobre ellos y dirigir así sus vidas.
 
La escuela es otra área en que las relaciones con autoridades son importantes. Aunque no es decisiva como la de un padre. palabras negativas habladas por un profesor a un alumno pueden tener un afecto tan decisivo como su hubieran sido habladas por un padre. Por ejemplo, un maestro puede decir: "Tú nunca vas a poder aprender a leer correctamente, o tu siempre tienes las cosas al revés, tú nunca vas a tener éxito o tu eres muy torpe, etc."
 
La religión es otra área donde hay autoridad dada a la gente que tienen ciertos cargos.
 
Por los siglos en Europa, una arma usada por la Iglesia Católica era la excomunión Papal. Era una maldición que se pronunció sobre todos que eran considerados como herejes. Sería imposible el escribir una historia exacta de Europa, sin tomar en cuenta, los efectos de esta maldición. aún los gobernadores de las naciones las tenían más que a la declaración de guerra. En el mundo Evangélico, ninguna persona ha alcanzado la autoridad igual al del Papa. Sin embargo, cuando hay autoridad eclesiástica, siempre hay la posibilidad de su mal uso. El pastor de una iglesia pequeña puede decir palabras de maldición sobre un miembro de su iglesia, Por ejemplo: Un hombre vino para ser aconsejado por causa de una serie de problemas. El consejero le preguntó si algo había pasado en el tiempo que comenzaron los problemas. Después de pensar, el contó que asistía a una pequeña iglesia donde el había sido uno de los principales en sostener la iglesia. El tomó la decisión con el pastor y decidió salirse. Después de la discusión el pastor le declaró: Si sales, tu vas a estar fuera de la voluntad de Dios y nunca te irá bien!
 
Desde aquel día nada le iba bien a el y a su familia. Sin embargo después de una oración, el fue liberado, pero primero el tuvo que perdonar al pastor.
 
Uno, no tiene que sentirse atemorizado o controlado por éstas maldiciones si puede reconocerlas..
 
Jesucristo puede librarnos de cualquier maldición puestos por otros. Toma el nombre de Jesucristo y rompe las maldiciones y persona a las personas que las han hecho esto contigo.

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