- DIVORCIO Y RECASAMIENTO
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- I. RAZONES DE NUESTRO RECHAZO AL DIVORCIO
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- Hoy en día existe la figura legal del "divorcio
vincular", que jurídicamente anula los vínculos
anteriores de tal manera que ambas partes están en libertad
(según la ley civil) de realizar otra unión legal.
Lo más popular en todo el mundo es, por supuesto, el divorcio
vincular. Existen al menos tres razones por qué los cristianos
(y los no cristianos) deberían rechazar semejante práctica.
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- Conflicto psicológico/social
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- Tenemos que admitir que cuando una pareja desavenida toma
la decisión de divorciarse experimenta un gran alivio.
El problema es que los nuevos aires que respirarán contendrá
muchos elementos contaminados de su situación previa.
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- Para comenzar, el divorcio vincular, civilmente legal, no
pone fin a toda relación que existe entre los dos ex cónyuges;
tienen que seguir tratándose.
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- ¡Cuántas reuniones habrá con los abogados
para determinar la distribución de los bienes!
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- Luego hay que determinar el aporte mensual que el ex marido
deberá hacer a su ex mujer. (¿Quién dijo
que se rompió todo vínculo entre ellos?).
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- El sostén para los hijos es de otra categoría,
otra urgencia. El padre tiene que seguir aportando hasta que
el hijo menor alcance su mayoría de edad. Además,
tiene que visitarlos, atenderlos, velar por su crianza.
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- Los psicólogos, psiquiatras y psicoanalistas nos informan
que los que se divorcian siguen por mucho tiempo agobiados bajo:
culpa, ansiedad, confusión sobre su identidad, ira, soledad,
pérdida de su autoestima, confusión de su rol simultáneo,
incomodidad y desubicación ante otros.
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- Además es necesario recalcar el efecto negativo que
tiene sobre los hijos. Cuando una mujer/madre se divorcia de
su marido/padre, generalmente entiende que será más
beneficioso, también, para los hijos. No obstante, hace
mucho tiempo se publicaron las cifras de un estudio sociológico
que arrojó otro veredicto. Afirmaba que casi un tercio
de los hijos de padres divorciados quedan tan traumatizados que
jamás se recuperan de los debilitantes efectos del divorcio
como para poder vivir una vida normal, productiva y feliz. Un
hijo, engendrado y criado por sus padres, que no logra una imagen
suficientemente buena de sí, ni una dignidad propia, como
para poder encontrarse capaz de enfrentar la vida; y eso por
culpa de los mismos padres.
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- Cuando una generación comienza a deslizarse, y la
fidelidad a los votos comenzó a interpretarse como una
exageración; el progreso material, como meta, primaba
sobre la de ser padre de una familia unida y feliz. La gloria
que antes uno alcanzaba por tener una mujer buena, fiel y trabajadora
e hijos industriosos y leales, se trocaba por el poder escalar
en el mundo de los negocios y de los conocimientos; y los divorcios
comenzaron a aumentar, primero con rubor y luego sin ruborizarse.
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- 2. Conflicto teológico.
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- El segundo motivo por rechazar el recurso del divorcio es
de orden teológico; o sea, simplemente no es la voluntad
de Dios que el hombre incorpore a su haber el mecanismo del divorcio
para así salir de una situación desagradable.
- Un día nuestro Señor fue abordado por los fariseos
en cuanto a la cuestión del divorcio. Jesús fue
solidario con la ley creacional y les dijo:
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- Por eso, el hombre dejará a su padre y a su madre
para unirse a su esposa, y los dos serán como una sola
persona. Así que ya no son dos, sino uno solo.
- De modo que el hombre no debe separar lo que Dios ha unido.
Mateo 19.5-6.
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- El hecho de que Dios mismo "une" a todo hombre
y mujer que toman el paso de casarse, encierra un misterio que
escapa a toda definición intelectual y filosófica.
Al unir Dios en matrimonio a una pareja, algo sucede en sus espíritus.
Y ese "algo" se constituye en un vínculo sagrado;
el uno pertenece al otro, tal como la mano al brazo y el brazo
al cuerpo. El dividir en dos lo que Dios ha unido atenta contra
la esencia y dignidad de la personalidad misma.
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- Si se presentara el caso en el que la parte inconversa del
matrimonio insistiera en un divorcio vincular legal, acceder
al mismo tendría para nosotros la misma esencia espiritual
y moral, la misma finalidad de una mera separación legal;
seguiríamos considerándonos personas casadas, y
conservaríamos la esperanza de lograr una posterior reconciliación.
Si la reconciliación nunca llegara a materializarse, seguiríamos
viviendo como "eunucos", o sea, sin vida sexual, pues
recibiríamos la gracia de
- Cristo para vivir solos.
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- 3. Peligro de inmoralidad.
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- Ya que es normal y deseable vivir en el estado de matrimonio,
la tendencia humana es vivir precisamente así. De modo
que una vez otorgado el divorcio legal, tarde o temprano la mente
vuelve a considerar la posibilidad de contraer otra relación
matrimonial, a pesar de que su anterior cónyuge aún
está en vida.
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- Ahora bien, Jesús habló claramente al respecto.
Ha dejado tres comentarios muy definidos sobre el recasamiento.
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- Si un hombre se divorcia de su esposa y se casa con otra,
comete adulterio. Lucas 16.18. Popularmente hoy no se considera
que el recasamiento en sí sea un acto de adulterio. Ciertamente,
si un hombre casado se escapa de su casa una noche para acostarse
con otra mujer, todo el mundo lo llama infiel y adúltero.
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- Pero si le agrada tanto el encanto de la otra mujer como
para dejar definitivamente a su mujer e hijos, decimos que él
quiso "rehacer" su vida.
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- Si un hombre se divorcia de su esposa... la pone en peligro
de cometer adulterio. Mateo 5.32. La versión RV 1960 traduce
este versículo así: "El que se divorcia de
su mujer hace que ella adultere". No es que la obligue física
y violentamente, sino que por la circunstancia que provoca al
abandonarla, la expone a que cometa una inmoralidad. ¿Por
qué responsabiliza Jesús al hombre si su mujer
se vuelve a casar, cometiendo así adulterio?. Sencillamente,
porque Dios lo había unido a esa mujer para toda la vida
con el fin de que la cuidara y protegiera, tanto en tiempo de
salud y alegría, como en tiempos difíciles y tempestuosos.
El matrimonio es indisoluble. El marido es cabeza de su mujer,
lo cual significa que él es responsable por ella hasta
el fin de su vida. No está autorizado para decretar: "-¡Allá
ella!; ya no es más mi esposa, no la amo más"
. Lo que Dios unió no lo separe el hombre.
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- . ... y el que se casa con la repudiada, también comete
adulterio. Lucas 16.18
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- Es cierto que la mujer, rechazada y abandonada, necesita
auxilio y apoyo, pero es ilícito que otro hombre pretenda
ofrecérselo. Tal acción sería adulterio,
porque es mujer casada. Ella soporta una situación muy
difícil, pero la solución no está en imitar
al marido.
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- Alguien preguntará: ¿Por qué es tan
severo el Señor? La respuesta es que él no es severo.
Más bien, es el pecado, la desobediencia y sus tristes
e inevitables consecuencias las que son implacables. Cristo habla
la verdad con amor. Si fuera lícito el divorcio y aprobado
el recasamiento, no habría ninguna seguridad para las
personas que pactaron, ni para los hijos, ni para la sociedad.
La verdad de la indisolubilidad del matrimonio sirve como brújula
para le matrimonio, ancla para la familia y fundamento para la
sociedad.
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- II. POSTURAS CLÁSICAS SOBRE EL DIVORCIO.
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- 1. El enfoque patrístico.
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- Los padres de la iglesia fueron unánimes en su convicción
de que tanto Cristo como Pablo enseñaba que si alguien
sufría el infortunio del divorcio, no se permitía
el nuevo casamiento bajo ningún concepto.
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- Interpreta Mt. 19.9 como una prohibición del recasamiento,
sin importar la causa del divorcio. Generalmente los padres entendían
que "excepto por causa de fornicación significaba
que el divorcio era admitido en caso de adulterio, pero que era
expresamente prohibido un nuevo casamiento. Hay un considerable
apoyo gramático para esta interpretación porque
la ubicación de la cláusula de excepción
sólo sirve para modificar la frase del contexto inmediato,
y o modifica la frase siguiente que tiene que ver con el recasamiento.
Si la frase apareciera después de los verbos "repudia"
y "se casa", permitiría tanto el recasamiento
como el divorcio.
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- Admite el divorcio si ocurre "porneia", pero no
un nuevo casamiento.
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- 2. El enfoque erasmiano.
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- Es el enfoque más popular entre los evangélicos.
La lógica de los reformadores era esta: Si uno de los
cónyuges cometiera adulterio sería, según
el AT, apedreado hasta morir. Por tanto se presume que el cónyuge
culpable de adulterio era "como muerto a los ojos de Dios",
dejando al otro inocente en libertad para casarse de nuevo.
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- Pablo, según los erasmianos, permite el divorcio y
el recasamiento en caso de que un inconverso abandone su cónyuge
creyente. Interpretan la frase "no está el hermano
o la hermana sujeto a servidumbre en semejante caso" como
si otorgara una base para el recasamiento. Pero lo único
que significa con claridad esa frase es que el hermano o la hermana
no debe sentirse tan ligado por la prohibición de Cristo
con respecto al divorcio, que tenga temor de separarse cuando
el cónyuge incrédulo insiste en la separación.
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- 3. El enfoque agustiano. (o preteritivo)
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- La palabra preterición significa by-pass; es decir
dejado al costado. La controversia tenía que ver con el
significado de Dt.24.1. El enfoque agustiniano señala
que las palabras de Cristo, "salvo por causa de fornicación"
fueron en realidad, una preterición, es decir, una manera
de evitar la cuestión completamente. Jesús dijo,
"Y yo os digo que cualquiera que repudia a su mujer dejando
de lado, o aparte de la cuestión del significado de alguna
cosa indecente) y se casa con otra, adultera".
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- Además, extrañaría la reacción
de los discípulos si el Señor hubiera admitido
porneia como base legítima para el divorcio. Ellos dijieron
que en esas condiciones, no convendría casarse, a lo que
Jesús les respondió hablándoles sobre los
eunucos, lo que podríamos parafrasearlo así: "por
amor a Dios puede ser que algunos tengan que renunciar el derecho
de casarse, otros tendrán que verlo con una nueva perspectiva,
y algunos que han quebrantado su matrimonio tendrán que
desistir de un recasamiento".
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- 4. Enfoque basado en el compromiso.
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- Sus proponentes señalan que en muchos pasajes de las
Escrituras la fornicación se distingue claramente del
adulterio. Su conclusión es que la fornicación
es una relación sexual previa al matrimonio. El adulterio,
en cambio, es una relación sexual ilícita después
de casarse.
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- El compromiso formal en Israel era considerado indisoluble
entre los que se iban a casar. Ya que las parejas comprometidas
se referían el uno al otro como "marido" o "esposa",
se alega que si Cristo no hubiera hecho mención de esta
posibilidad, habría dado lugar a un mal entendido y cerrado
la puerta aún a la posibilidad de interrumpir un compromiso.
Se menciona como un punto importante que Cristo eligió
a propósito la palabra "fornicación"
(porneia) para establecer el contraste con el "adulterio"
(mocheia).
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- 5. El enfoque basado en la consaguinidad.
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- Alega que Cristo usó la palabra porneia en el sentido
técnico para referirse a los grados de consanguinidad
y afinidad en los cuales el matrimonio es prohibido ver Lv. 18).
Por lo tanto, se admitiría un divorcio en la circunstancia
xtraordinaria de hallarse uno casado con un pariente tan cercano.
Aparte de esta circunstancia, no se admitiría ni divorcio
ni un nuevo matrimonio. Se halla un fuerte apoyo para esta interpretación
en Hechos 15.20,29; 1 Corintios 5.1 y en manuscritos del mar
muerto que evidencian que la comunidad Qumran usaba la palabra
hebrea zenut (traducida por la septuaginta como porneia) para
referirse al matrimonio contraído dentro de los grados
prohibidos en Lv. 18. Hch. 15.20,29: Las 4 prácticas mencionadas
por Jacobo fueron proscriptas por el código de santidad
de Lv. 17-18. Desde luego, Lv. 18 contiene más prohibiciones
de las que se incluyen en el concilio de Hechos 15: poligamia,
adulterio, frendar a los hijos a los ídolos, la homosexualidad
y la bestialidad.
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- Pero estas prácticas ya eran aborrecibles, tanto por
los gentiles como por los judíos, y no hacía falta
incluirlas en la lista de Jacobo. Lo más curioso de Hch.
15 es que Lucas, al recordar el evento, usara la palabra porneia
en referencia alas leyes sobre el incesto.
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- Silvio Galvano
- Atras