- ECUMENISMO
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- Queridos hermanos:
- Ante la realidad del llamado <<ecumenismo>>,
todo verdadero cristiano debería saber cual es la realidad
del catolicismo romano. Este pequeño estudio, más
otros, nos podrá ayudar a entender realmente que pensar
al respecto. Este estudio no pretende ir contra el católico,
sino contra el sistema católico-romano, desvelando la
realidad dogmática de la que dice ser de sí misma
la <<única y verdadera iglesia de Cristo>>.
- <<Amados, por la gran solicitud que tenía de
escribiros acerca de nuestra común salvación, me
ha sido necesario escribiros exhortándoos que contendáis
ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos>>
Epístola de Judas 3.
- Miguel Rosell, pastor de Centro Rey, Madrid, España;
Calle Irún, 5, 28008 Madrid (España).
Llegar a ser cristiano es la decisión más grande
y más importante de la vida. Entendemos que un cristiano
no es alguien que vive en el seno de una familia cristiana. Alguien
dijo muy acertadamente que Dios no tiene nietos, sólo
tiene hijos. Tampoco es alguien que vive en una sociedad o un
país cristiano. No es alguien que viene de una tradición
cristiana. Tampoco es alguien que se identifica con cierta creencia
religiosa... Un cristiano es un seguidor de Cristo. Un cristiano,
tal y como la Biblia lo define, es alguien en el cual Cristo
mora por Su Espíritu. En la Epístola a los Romanos,
el apóstol San Pablo dice: <<Mas vosotros no vivís
según la carne, sino según el Espíritu,
si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno
no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Él>>
(Romanos 8: 9). Pero, ¿cómo estar seguro del camino
a recorrer para ser un buen cristiano? ¿cuál ha
de ser la enseñanza a seguir?, y antes de eso, ¿cuál
es la evidencia para creer en Jesucristo?
- Vayamos a la evidencia histórica. Existe la evidencia
de los historiadores romanos. Tácito se refiere directamente
a Jesucristo; Suetorio indirectamente. Hay entonces historiadores
romanos que vivieron en el tiempo de Jesús y que lo mencionaron.
También se le encuentra en el trabajo de un historiador
judío llamado Josefo. El no era cristiano pero escribió
esto: <<Había durante este período un hombre
llamado Jesús, un hombre sabio, si se le puede llamar
un hombre, porque hacía trabajos maravillosos; un maestro
de aquellos que querían recibir la verdad, atrajo hacia
él a muchos de los judíos y gentiles. Era el Cristo
y cuando Pilatos, ante la sugerencia de los hombres importantes
entre nosotros, le había condenado a la cruz, aquellos
que le habían amado desde el principio no le traicionaron,
ya que el apareció ante ellos vivo al tercer día,
como los profetas divinos habían profetizado. Esta y otras
diez mil cosas maravillosas acerca de él y de la tribu
de los cristianos, tomando en cuenta que su nombre no se ha extinguido
en el tiempo presente, son verdad>>.
-
- Hay más evidencia cristiana fuera del Nuevo Testamento,
pero también hay evidencia cristiana dentro del Nuevo
Testamento la cual no podemos ignorar. Algunas personas dicen
<<Ah, los evangelios ¿cómo sabemos lo que
originalmente escribieron? ¡Eso fue hace 2.000 años!.
Después de aquel tiempo seguramente las cosas han cambiado>>.
¿Cómo sabemos que los evangelios que vemos hoy
son realmente lo que Mateo, Marcos, Lucas y Juan escribieron?
La respuesta es que hay una ciencia llamada Crítica Textual.
Esto quiere decir que cuanto más evidencia manuscrita
hay acerca de un documento histórico original, tanto mas
podemos averiguar lo que el escritor original escribió.
No tenemos el original de cualquier manuscrito antiguo. No tenemos
el original de "Las Guerras de las Galias" de Julio
César por ejemplo, pero tenemos manuscritos que son copias
de copias de copias de copias. Cuantas más copias tenemos,
más fácil saber como era el original y estamos
más cerca de averiguar lo que la gente originalmente escribió.
Así que vamos a comparar con otros manuscritos antiguos.
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- Tomemos<<Las Guerras de las Galias>> de Julio
César, por ejemplo. Fueron escritas entre el 58 y 50 antes
de Cristo. La copia mas reciente que tenemos es del año
900 después de Cristo. Así que hay un período
de 950 años entre el original y su copia. En total, tenemos
9 o 10 copias. La historia romana de Tito Livio fue escrita entre
el año 59 a.C. y el 17 d.C. Nuestra copia más reciente
es del año 900 d.C. Hay un intervalo de 900 años
y tenemos 20 copias. Tácito escribió alrededor
del año 100 d.C. La copia mas reciente es del año
1.100 d.C. Hay un intervalo de 1.000 años y tenemos 20
copias.
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- Tucídides escribió en el año 400 a.C.
La copia mas reciente es del año 900 d.C. Hay un intervalo
de 1.300 años y tenemos 8 copias. Herodoto se escribió
en el año 450 a.C. La copia mas reciente es del año
900 d.C. Hay un intervalo de 1.300 años y tenemos 8 copias.
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- E.F.Bruce, un teólogo, escribió: "Ningún
estudioso de los clásicos escucharía la opinión
de alguien que dudara de la autenticidad de Herodoto o Tucídides,
aunque las copias de los manuscritos que podemos disponer de
su trabajo actualmente, tienen 1.300 años más que
el original". Cuando vamos al Nuevo Testamento vemos que
fue escrito entre los años 40 y 100 d.C. La copia más
antigua que tenemos (encontrada recientemente), es parte del
evangelio de Juan, escrito en el año 130 d.C. Tenemos
manuscritos completos del año 350 d.C. No sólo
uno, más de uno. Recuerde que, con los otros clásicos
había entre 10 y 20 manuscritos, y a veces sólo
8, sin embargo, en total, en el Nuevo Testamento tenemos 5.000
manuscritos griegos, 10.000 manuscritos latinos, 9.300 manuscritos
de otros y hay 36.000 citas en los manuscritos de los padres
apostólicos. De modo que el gran estudioso y critico textual,
F.J.A. Hort dijo esto:<<En la variedad y complejidad de
la evidencia en la cual descansa el texto del Nuevo Testamento,
destaca absolutamente como el único entre los escritos
antiguos de prosa>>.
-
- Sabemos con certeza lo que escribieron los apóstoles.
Hay buena evidencia fuera y dentro del Nuevo Testamento de Jesucristo.
Con todo ello podemos descansar en el hecho de que las palabras
de Jesús de Nazaret, no sólo no se han perdido
(Mt. 24: 35) sino que tienen poder para cambiar vidas aun hoy
en día (1 Corintios 4: 20). Así pues, la enseñanza
a seguir es la Palabra de Dios, la cual es inmutable. Para ser
ese seguidor de Cristo que un cristiano debe ser, sólo
en la Biblia se encontrará la guía correcta e inconfundible.
¿Por qué sólo en la Biblia? Porque la Biblia
es la Palabra de Dios, y por lo tanto, posee toda la autoridad
de Dios en sí misma. Dios desea que los que le buscan,
lleguen a saber lo que les conviene, que encuentren la verdad;
por eso El nos ha dado Su Palabra. Jesús de Nazaret dijo
a sus discípulos: <<Pedid, y se os dará;
buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque
todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que
llama, se le abrirá>> (Mateo 7: 7, 8). Es el deseo
de Dios que le busquemos de todo corazón. No es el deseo
de Dios que nos conformemos con cualquier cosa. El desea tener
una relación muy personal con cada uno de los Suyos. A
veces, existen impedimentos para que esto sea así. Diferentes
temores, conformismo, tradición, rutina...tantas cosas
que hacen de filtro oscuro para que no podamos ver a Dios y esperar
de Él... ¡Pero El siempre está ahí
esperando que nos volvamos a El de todo corazón!.
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- ¿TEMOR A LO DESCONOCIDO?
- El apóstol San Pablo dijo una vez: <<Examinadlo
todo; retened lo bueno>> (1 Tesalonicenses 5: 21). Este
consejo bíblico destruye todo prejuicio, temor e ignorancia.
Dios quiere que tengamos seguridad en lo que creemos. No es ningún
pecado ni traición escudriñar y poner a prueba
lo que siempre hemos tenido por verdad, porque así se
nos haya legado.
- Sólo hay una auténtica verdad, y Dios ya la
ha manifestado. Esta verdad es Su Hijo Jesús, y este libro
que tiene Vd. en sus manos está para ayudarle a ver a
Jesús, quitando todo velo que no deja ver bien, todo prejuicio
que atemoriza y bloquea, todo miedo a lo desconocido; pero mejor
que en este libro, le puedo asegurar que es en la Biblia donde
Vd. encontrará la mejor de las ayudas, sin lugar a dudas.
Jesucristo dijo: <<Si me amáis, guardar mis mandamientos>>
(Juan 14: 15). Entonces se trata de poner por obra todo lo que
la Palabra de Dios dice; por todo ello, nos será imprescindible
conocerla. El ejemplo para nosotros lo tenemos en el mismo Jesús,
en su dependencia total del Padre, y en el conocimiento que El
tenía de la Escritura. Así quiere Dios que nosotros
vivamos, en dependencia total de El y de Su Palabra.
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- VIVIENDO LA VIDA CRISTIANA SEGÚN CRISTO
- Si queremos saber de verdad como vivir una vida cristiana
de plenitud, tal y como se vivía en el entorno de la Iglesia
primitiva, la fundada por el Señor Jesús, no podremos
hacer ninguna concesión a los principios enseñados
en la Biblia, ni interpretarlos fuera del contexto de su enseñanza.
Mientras la Iglesia Universal crece por todo el mundo esperando
la gloriosa Segunda Venida de su Fundador, Jesucristo, es esencial
que aquellos que desean ser cristianos, lo sean como debe ser,
es decir, basados en la enseñanza espiritual y práctica
de la Biblia, sin aditivos ni mermas de ninguna clase. Algo menos
que esto constituye un nacimiento insatisfactorio en la nueva
vida que Jesús quiere que experimentemos.
- La Biblia es la revelación completa y suficiente de
Dios al hombre individual.
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- ¿BIBLIA...O TRADICIÓN?
- Ninguna tradición religiosa, u otra fuente, por bien
intencionada que fuere, podrá sernos útil si contradijere
la Biblia. Para aquellos que dudan porque su tradición
religiosa les impone algo opuesto a la revelación bíblica,
es menester decirles que sólo las Sagradas Escrituras
merecen absoluta preeminencia. Dijo el apóstol Pablo en
el libro de Gálatas: <<Si aun nosotros, o un ángel
del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos
anunciado, sea anatema. Como antes hemos dicho, también
ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio del
que habéis recibido, sea anatema>> (Gálatas
1: 8, 9)
Cualquier declaración religiosa, sea dogmática
o no, del tipo que sea, por muy enraizada que esté en
la sociedad; fruto o consecuencia de alguna antigua tradición
y aceptada, pero que contradiga la Palabra y el Espíritu
de la Biblia, no será acepta ante Dios, y por lo tanto,
debe ser rechazada por todos los verdaderos creyentes. Cualquier
intento de modificar lo declarado en la Biblia a causa de la
llamada tradición por Roma; declaraciones ex cátedra
de los diversos romanos pontífices: Los dogmas; concilios
ecuménicos, etc. que añadan, quiten o minimicen
lo revelado en la Palabra de Dios, no viene de Dios, por lo tanto,
no tienen ninguna validez ante Él. Estaremos mostrando
a lo largo de este libro la falta de apoyo escritural y ético
de esos dogmas y de los que los establecieron.
-
- Si alguien se siente seguro de su fe en lo establecido por
Roma apoyándose en el hecho de que teóricamente
ninguno de sus dogmas ha sido jamás abolido, es menester
hacerle saber que aunque esto fuera así, que no lo es
de hecho, no garantiza en modo alguno que esos dogmas o parte
de ellos constituyan la verdad de Dios. Alguien dijo una vez
que si una mentira se repite una y otra vez, al final se acaba
creyéndola como verdad. Sólo hay una manera de
saber si algo es verdad o no, confrontándolo con la Biblia,
la Palabra de Dios.
-
- Roma dice que la Iglesia romana siempre ha creído
los mismos dogmas desde los tiempos bíblicos. Por eso,
E. Schillebeeckx, teólogo romano, sostendría que
ya los primeros discípulos creían que el Papa de
Roma era infalible cuando hablaba ex cátedra. Esto en
sí reviste un problema de base, sobretodo porque el título
de <<Papa>> era algo totalmente desconocido en el
Nuevo Testamento y en la Iglesia primitiva. Los mismos teólogos
de Roma tienen problemas insalvables a la hora de intentar demostrar
que ciertos dogmas, por ejemplo, el de la Asunción Corporal
de María a los Cielos, era algo sabido, creído
y enseñado por los apóstoles del Nuevo Testamento,
sencillamente porque éstos nunca dijeron nada al respecto.
Existe otra razón de más peso, sencillamente porque
estos dogmas contradicen la verdad revelada por Dios en Su Palabra.
Estaremos viendo todo ello.
-
- ¿TEMOR A LA PALABRA DE DIOS?
- No hay que tener temor de no comprender o de comprender mal
la Biblia, porque si uno se acerca a Dios a través de
Su Palabra sin ideas preconcebidas y con un espíritu sencillo
de aprendiz, de buscar a Dios, Dios, a través del Espíritu
Santo le hablará y guiará con plena seguridad.
Así se construye el verdadero cristianismo en la vida
del individuo.
- La Biblia es el único libro en el mundo que se ha
de leer junto con su Autor.
- Por eso mismo, la Biblia se interpreta a sí misma,
porque es Palabra viva. La Biblia es la misma autoridad de Dios.
- No debemos ignorar por qué algunos han interpretando
mal la Escritura o incluso la han torcido, como sería
el caso de los llamados <<testigos>> de Jehová
entre otros. El fundador de los <<testigos>>, Charles
T. Russell, partió a la hora de basarse en la Biblia para
definir sus doctrinas, en prejuicios religiosos y conclusiones
personalistas preestablecidas, que le marcaron e influenciaron
totalmente. Por ejemplo, para el estudio de la Biblia, él
partió de la no aceptación personal de la Deidad
de Cristo. También partió del error de considerar
al Espíritu Santo como una simple <<fuerza activa>>.
Con todos esos planeamientos subjetivistas es obvio que interpretara
mal la Biblia, cuando esta declara claramente que: 1) Cristo
es Dios, 2) El Espíritu Santo es Persona. A tal punto
llegó la obcecación de los <<testigos>>,
que se atrevieron a cambiar en su versión pervertida de
las escrituras (NM), los textos bíblicos donde se menciona
la Deidad de Cristo.
- De la misma manera ha ocurrido con todos aquellos que se
han desviado de la verdad, aun diciendo que se basaban en la
Biblia.
- Podemos descansar sabiendo que hay un Dios en el universo
y que Éste ha dado al hombre a conocer Su Palabra, la
cual es inmutable, como Él es inmutable.
- Ireneo (130-200) una vez dijo: <<Las Sagradas Escrituras
son perfectas>>. Creemos en un Dios que es Todopoderoso,
y así, capaz de salvaguardar Su Palabra a través
de los siglos; no importa los vaivenes de la historia, el error
de los hombres, ni las asechanzas del diablo y sus huestes. ¡Dios
siempre tiene el control!.
- <<TODA LA ESCRITURA ES INSPIRADA POR DIOS, UTIL PARA
ENSEÑAR. PARA REDARGUIR, PARA CORREGIR, PARA INSTRUIR
EN JUSTICIA, A FIN DE QUE EL HOMBRE DE DIOS SEA PERFECTO, ENTERAMENTE
PREPARADO PARA TODA BUENA OBRA>> (2ªTimoteo 3:16,
17)
- La Biblia es la base inamovible del cristianismo. Si el cristianismo
existe, es porque la Biblia existe. Si la dejamos de lado, mucho,
o en parte, o la contradecimos, ya no tendremos cristianismo,
sólo llegaremos a tener un falso sucedáneo.Todo
lo que Dios ha revelado al hombre para su bien, está escrito
en ese Libro que consta a su vez de sesenta y seis libros y resume
los Dos Pactos que Dios ha hecho con la humanidad, que son el
Antiguo y Nuevo Testamento. Dios es el Autor de Su Palabra, que
llega a nosotros escrita por diversos siervos Suyos inspirados
por el Espíritu Santo, empezando con Moisés, el
autor del Pentateuco o la Ley (Toráh), y son los cinco
primeros libros del Antiguo Testamento, hasta Juan, el autor
del Apocalipsis.
-
- SI ALGUNO QUITARE O AÑADIERE...
- La fe cristiana se ha de basar exclusivamente en la Biblia,
toda añadidura o sustracción está prohibida
por la misma Palabra de Dios. La misma Biblia se defiende a sí
misma: <<No añadiréis a la Palabra que yo
os mando, ni disminuiréis de ella, para que guardéis
los mandamientos de Yahvéh vuestro Dios que yo os ordeno>>
(Deuteronomio 4:2). <<Cuidarás de hacer todo lo
que Yo te mando; no añadirás a ello, ni de ello
quitarás>> (Deuteronomio12:32). <<Toda Palabra
de Dios es limpia; El es escudo a los que en Él esperan.
No añadas a Sus Palabras para que no te reprenda y seas
hallado mentiroso>> (Proverbios 30: 5, 6). Así mismo,
en el último libro de la Biblia, el Apocalipsis, encontramos
lo mismo, añadiendo una advertencia: <<Y si alguno
quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios
quitará su parte del último libro de la vida, y
de la santa ciudad y de las cosas que están escritas en
este libro>> (Apocalipsis 22:19) Todo lo escrito y revelado
en la Biblia es Palabra de Dios y se cumplirá.
- Jesús dijo: <<No penséis que he venido
para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar,
sino para cumplir. Porque de cierto os digo que hasta que pasen
el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará
de la ley, hasta que todo se haya cumplido>> (Mateo 5:17,
18).
- La fe ya nos fue revelada completamente cuando se cerró
el canon bíblico con el último libro que lo compone,
el Apocalipsis de Juan. La Epístola de Judas fue escrita
hacia el 70 o 75 d. C., y en ella hay una perla que me gustaría
que volviéramos a admirar una vez más. Se trata
del versículo 3, y dice así: <<Amados, por
la gran solicitud que tenía de escribiros acerca de nuestra
común salvación, me ha sido necesario escribiros
exhortándoos que contendáis ardientemente por la
fe que ha sido una vez dada a los santos>> (Judas 3). Esa
fe que nos salva y nos hace aceptos a Dios ya fue revelada a
todos los hombres mucho antes de que la Iglesia de Roma existiera
siquiera, ¿por qué entonces deberíamos prestar
atención a enseñanzas que lejos de ayudarnos a
permanecer en esa fe revelada, la cual es Cristo Jesús,
más bien nos aparta?. Encontramos en el libro de Proverbios:
<<Cesa, hijo mío, de oír las enseñanzas
que te hacen divagar de las razones de la sabiduría>>
(Proverbios 19: 27)
- Una cosa es bien cierta, ha habido gran número de
añadidura a la Palabra de Dios por parte de la Iglesia
de Roma. Esa añadidura está prohibida por la misma
Palabra de Dios y por lo tanto hay que desecharla. No hacerlo
así, supone un grave pecado del cual muchos tendrán
que dar cuentas un día a Dios ante Su Trono ¡No
participemos de ese pecado nosotros!
-
- NUESTRA CONFIANZA EN CRISTO Y EN SU PALABRA
- Entendamos que todo lo que el hombre necesita para su reconciliación
con su Creador, está clara, completa y suficientemente
expuesto en la Palabra de Dios, la Biblia. El Autor de nuestra
salvación es únicamente Cristo Jesús, el
Mesías de Israel, el Salvador y Señor de toda la
tierra. Su obra en la cruz y su resurrección, mediante
la fe, nos autoriza a acercarnos con confianza al Trono de gracia
para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro
(Hebreos 4: 16).
- Nada se puede añadir a la obra de Cristo en la cruz.
La salvación y la llenura del Espíritu Santo son
completas sólo por los méritos de Cristo. Todo
ello se recibe por la fe.
- Cristo dijo: <<CONSUMADO ES>> (Juan19:30)...
¡No hay nada que añadir a su obra! ¡No se
puede añadir nada a lo que Él hizo, porque Él
cumplió todas las exigencias del Padre en la Cruz!. Para
Dios y para el cristiano, la autoridad final reside en la misma
Palabra de Dios, sin añadiduras ni sustracciones. La Palabra
de Dios, la Biblia, sí es infalible, los hombres se equivocan.
El cristiano debe seguir los mandamientos de Dios, no los mandamientos
de los hombres.
-
- CONOCER LA PALABRA
- El verdadero cristiano es guiado por el Espíritu Santo
(Juan16:13:1; Juan 2:27,28) a través de la Palabra, por
ello es inconcebible un cristiano que no conozca la Biblia.
- Todo cristiano debe conocer la Biblia para conocer a Dios.
- Todo cristiano debe alimentarse cada día de la Palabra
de Dios <<Porque escrito está: No sólo de
pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de
la boca de Dios>> (Mateo 4: 4). De la misma manera que
cada día comemos pan y bebemos agua, debemos también
alimentarnos espiritualmente a través de leer la Biblia
y de estar en comunicación con Dios. A esto último
llamamos orar. Orar es hablar con Dios; en realidad es una conversación,
por lo tanto, no sólo nos dirigiremos a Él, sino
que también le escucharemos, por que Dios quiere hablarnos.
-
- LA PALABRA ESTÁ A NUESTRO ALCANCE
- ¡No hay excusa posible hoy en día!, como antes
vimos en 2ª Timoteo 3:16,17, el hombre y la mujer de este,
nuestro tiempo, tienen a su alcance la Escritura para su perfección,
para ser preparados para toda buena obra.
- LA PALABRA DE DIOS, LA BIBLIA, ES LA AUTORIDAD DEL MISMO
DIOS.
- Dios nos lo ha dejado muy fácil. Seguirle a Él,
debe ser conforme a Su voluntad, y Su voluntad es Su Palabra,
y Su Palabra es la Biblia. Sólo la Palabra de Dios como
autoridad final, basados en el propio testimonio de la Biblia.
Veamos de nuevo lo que dijo el propio Jesús cuando los
judíos rehusaban reconocerle: <<Escudriñad
las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis
la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de Mí>>
(Juan 5:39). Observemos como actuaban los judíos de Berea
cuando Pablo y Silas les anunciaron el Evangelio en la sinagoga:
<<Y éstos eran más nobles que los que estaban
en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud,
escudriñando cada día las Escrituras para ver si
estas cosas eran así >> (Hechos 17:11). Veamos también
como Pablo ratificaba sus enseñanzas con el testimonio
de las Escrituras: <<Porque primeramente os he enseñado
lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros
pecados, conforme a las Escrituras; y que fue sepultado, y que
resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras>>
(1ª Corintios15:3,4).
- La comprensión de la Biblia es básica para
todo crecimiento espiritual real en el Señor. Jesús
dijo: <<Sí vosotros permaneciereis en mi palabra,
seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis
la verdad, y la verdad os hará libres>> (Juan 8:31,32).
- Permanecer en Su Palabra implica conocerla previamente y
obedecerla. Así que, somos libres, porque la verdad de
Cristo nos libera, y esto es así cuando la experimentamos
por ser sus discípulos, y somos sus discípulos
por permanecer en Su Palabra, es decir, por obedecer sus Palabras.
-
- CONTRASTE CON ROMA
- Sin embargo, veremos que el dogma católico romano
establece que la Iglesia de Roma tiene la autoridad final, (dogma
del año 1076), ya que según ella, es la que interpreta
la Biblia y la tradición, así como hace las formulaciones
conciliares y papales.
- El papa Juan Pablo II, en su bula <<Veritatis Splendor>>,
habla de la verdad enseñada por Cristo y mediada por la
Iglesia romana. Sin esa mediación, el católico-romano,
sólo por leer la Biblia, no puede entender la verdad de
Dios, asegura. Según Roma, es imprescindible un mediador:
Roma misma. Esta declaración en sí, contradice
al mismo Señor Jesús cuando dijo a los judíos
que se oponían a Él:<<Escudriñad las
Escrituras...ellas son las que dan testimonio de Mí>>
(Juan 5:39). O el comportamiento elogiado de aquellos Bereanos:
<<Y éstos eran más nobles que los que estaban
en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud,
escudriñando cada día las Escrituras para ver si
estas cosas eran así >> (Hechos 17:11). Niega también
el propósito de las Escrituras en sí, <<Toda
la Escritura es inspirada por Dios, útil para enseñar,
para redarguir, para corregir, para instruir en justicia, a fin
de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado
para toda buena obra>> (2ª Timoteo 3:16, 17). El mismo
apóstol Pablo exhortaba a Timoteo a conocer las Sagradas
Escrituras por sí mismo, y le animaba a hacerlo: <<Persiste
tú en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo
de quién has aprendido; y que desde la niñez has
sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio
para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús>>
(2ª Timoteo 3: 14, 15). Cuando Pablo le decía aquello
a Timoteo, Roma no existía ni en la imaginación.
No había Iglesia Romana para interpretar las Escrituras
a Timoteo. Pero aún hay mucho más con todo esto.
Cuando el Señor dio la Ley por medio de Moisés,
¿a quién la dio? ¿a los sacerdotes y levitas
solamente? ¿al Sanedrín de turno?. Dios dio la
Ley, los profetas, los Salmos, los Evangelios, las Epístolas,
y todo el contenido de la Biblia a Su pueblo y para Su pueblo,
para que Su pueblo lo pusiera todo por obra. La misma Biblia
lo dice. Dios dijo: <<Por tanto, pondréis estas
mis Palabras en vuestro corazón y en vuestra alma, y las
ataréis como señal en vuestra mano, y serán
por frontales entre vuestros ojos. Y las enseñaréis
a vuestros hijos, hablando de ellas cuando te sientes en tu casa,
cuando andes por el camino, cuando te acuestes, y cuando te levantes,
y las ecribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas;
para que sean vuestros días, y los días de vuestros
hijos, tan numerosos sobre la tierra que Yahwé juró
a vuestros padres que les había de dar, como los días
de los cielos sobre la tierra.>> (Deuteronomio 11: 18-21).
Los padres deben enseñar a sus hijos la Palabra de Dios,
la Biblia. Esto es lo que manda el Señor, como acabamos
de leer. Antes, los padres deben, no sólo leer la Biblia,
sino ponerla en su corazón y en su alma, viviendo los
principios y enseñanzas que emanan de ella. Todo ello
nos enseña sin ningún lugar a dudas, que Dios quiere
que directamente conozcamos Su palabra si es que queremos ser
pueblo Suyo.
-
- No obstante, Roma pretende olvidar que Dios ha dado Sus Escrituras
a Su pueblo desde el principio. Sí, Dios dio Sus escrituras
a Israel, Su pueblo, y de Israel, y más en concreto, de
la tribu de Judá, salió el Mesías de Israel,
Jesús, para salvar, no sólo a los judíos,
sino también a los no judíos, por lo tanto las
Escrituras son primeramente para el judío, y por extensión,
para todo aquel que fuere llamado por el Dios de Israel, el único
y verdadero Dios. El mismo apóstol Pedro lo dijo muy claro
dirigiéndose a todos los judíos de Jerusalén
aquel día glorioso de Pentecostés: <<Arrepentíos,
y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo
para perdón de los pecados; y recibiréis el don
del Espíritu Santo. Porque para vosotros es la promesa,
y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos;
para cuantos el Señor nuestro Dios llamare>>. Dios
no dio Sus Escrituras a la Iglesia de Roma para que las interprete,
creer esto es ignorar la Palabra de Dios. ¡La Palabra de
Dios se interpreta a sí misma!.
Así pues resumimos diciendo que las Escrituras son para
todos los creyentes en Cristo Jesús.
-
- ROMA REITERA
- Sin embargo, según la doctrina católica, nada
es <<dogma de fe>> mientras no es declarado autoritativamente
como tal por el Magisterio de la Iglesia romana. Supongamos que
la Iglesia de Roma no se hubiera nunca pronunciado sobre la verdad
de Juan 1: 1 donde se nos dice que <<el Verbo es Dios>>,
es decir que Jesucristo, el Verbo hecho carne, es Dios, entonces,
un católico - romano no tendría por qué
creerlo ¡Incluso cuando la Biblia lo dice! El Concilio
Vaticano I declaró: <<Con fe divina y católica
ha de ser creído cuanto se contiene en la palabra de Dios,
escrita o transmitida de otro modo, y que la Iglesia proponga
para ser creído como divinamente revelado>> (Dezinger,
3011).
-
- El cardenal Ratzinger, guardián de la ortodoxia romana,
ejemplifica esa fe ciega que el fiel a Roma debe profesar. El
hablaba de un profesor de teología católico - romano
que admitía que la Asunción de María, declarado
dogma en una fecha tan recientísima como la de 1950 por
el papa Pío XII, no estaba apoyado en modo alguno por
las Sagradas Escrituras. Aún y así, el cardenal
declaraba que había decidido creerlo porque <<la
Iglesia (Roma) es más sabia que yo>>. Desgraciadamente,
implícito con todo ello, estaba reconociendo que la Iglesia
de Roma es más sabia que la Biblia, y por ello, ¡capaz
de contradecirla!.
-
- El romano pontífice, hablando ex cátedra, y
por lo tanto, con infabilidad (dogmáticamente sólo
desde 1870), tiene la asombrosa osadía de interpretar
para todos sus fieles la Palabra de Dios. ¡La labor del
Espíritu Santo, realizada por un mortal!. La declaración
emanada del Concilio Vaticano I, dice así: <<El
Romano Pontífice...goza de...infabilidad en razón
de su oficio cuando, como supremo pastor y doctor de todos los
fieles...proclama de una forma definitiva la doctrina de fe y
costumbres. Por esto se afirma, con razón, que sus definiciones
son irreformables por sí mismas y no por el consentimiento
de la Iglesia, por haber sido proclamadas bajo la asistencia
del Espíritu Santo, prometida a él en la persona
de San Pedro...>>. ¡San Pedro se equivocó
muchas veces (veremos bastante de esto), pero el papa que dice
recibir la unción de San Pedro no se equivoca nunca cuando
habla ex cátedra porque <<goza de infabilidad en
razón de su oficio>>!. Ahora bien, los mismos teólogos
católico - romanos no se ponen de acuerdo entre sí
acerca del número y cualificación de las declaraciones
pontificias o conciliares que son objeto preciso y notorio de
tal infabilidad. En otras palabras, que no saben cuando el papa
ha hablado infaliblemente o cuando no. Increíblemente,
un jerarca romano, en concreto el obispo misionero holandés
F. Simons, en su libro <<Infabilidad y Evidencia>>
(Trad. de J.C. Bruguer, Barcelona, 1970), niega rotundamente
la infabilidad tanto del Papa como de la Iglesia de Roma, asegurando
que sólo la Palabra de Dios es infalible y que la prerrogativa
de la Iglesia no es infabilidad sino fidelidad.
-
- Dave Hunt, en su libro <<A Woman Rides the Beast>>,
escribe lo siguiente: <<Los católico - romanos,
al igual que los mormones, testigos de Jehová, y otros
miembros de variadas sectas, deben aceptar sin reservas y sin
posibilidad de cuestionar las enseñanzas de su iglesia,
si quieren permanecer en ella. El verdadero Libro (la Biblia)
que da vida, luz, y libertad a los individuos y a las naciones,
está espiritualmente cerrado para esos fieles a Roma>>.
Para el católico - romano, todo ha de pasar por el <<filtro>>
de Roma. El hecho constatado es que el fiel a Roma no sigue a
Dios a través de Su Palabra, sino a lo que pudiera ser
o no ser de Dios a través de una institución eclesiástica
que se dice infalible. Es Roma quien le dice al creyente que
se supone lo es de Cristo, lo que debe creer. ¡Qué
lejos está esto de lo que el propio Jesucristo dijo a
los que iban a creer en Él: <<Dijo entonces Jesús
a los judíos que habían creído en él:
Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente
mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad
os hará libres>> (Juan 8: 31, 32).
- Es la verdad revelada por el mismo Jesucristo en la Biblia
la que nos hace libres, si permanecemos en ella.
- Permaneciendo en Su Palabra, entonces somos sus discípulos.
- Es bueno aprender de las experiencias de otros; sobretodo
de aquellos que han aprendido bien, lecciones de responsabilidad.
Juan Sanz es un hombre que un día fue sacerdote católico
- romano, y dejó de serlo por darse cuenta de ciertas
verdades, ante las cuales era requerible un veredicto. El fue
valiente y responsable. Y dice así: <<Es un error
poner la Iglesia sobre Cristo, el poner la Iglesia sobre la Escritura,
hace que se caiga en el autoritarismo dogmático de la
Iglesia, con lo que se tiraniza al pueblo sencillo>>.
-
- TENEMOS UN PROBLEMA
- Aquí tenemos un problema de base. Si Roma tiene la
autoridad final sobre todo, eso significa que de hecho está
por encima de la misma Palabra de Dios, la cual, con pretendida
infabilidad, se atreve sólo ella a interpretar. Esto es
grave, porque estar por encima de la Palabra de Dios es, de hecho,
estar por encima del mismo Dios, ¿quién se atrevería
a hacer esto?...La misma Palabra de Dios nos enseña que
sólo el Espíritu Santo puede darnos la interpretación
de la Biblia. Quien interpreta la Palabra de Dios es el mismo
que la inspiró, el Espíritu Santo, el cual da luz
al que busca la verdad, de verdad. Roma, con esa actitud, se
enseñorea de algo que no es suyo, ni de nadie, aquí
en la tierra.
- La Biblia no es patrimonio exclusivo de ninguna iglesia,
es patrimonio de Dios.
-
- TRADICIÓN VERSUS REVELACIÓN
- Oficialmente la Iglesia de Roma mantuvo siempre su enseñanza
tradicional de que la Biblia es la palabra de Dios, y que está
inspirada enteramente por Dios. Por otro lado, no obstante, añade
que: <<...la Iglesia (de Roma) no deriva solamente de la
Sagrada Escritura su certeza acerca de todas las verdades reveladas.
Por eso se han de recibir y venerar ambas con un mismo espíritu
de piedad>> (Vaticano II, Constitución Dogmática
sobre la Divina Revelación, sección 9). Se está
refiriendo, además de a la Biblia, a la tradición.
- El problema, entonces, es cuando la tradición contradice
la Biblia. ¿A qué hace caso entonces Roma, a la
Biblia o a la tradición? En cuanto a Roma, la tradición
sale ganando muchas veces por encima de la verdad revelada por
Dios en Su Palabra. Ya el apóstol San Pablo nos aconseja
y advierte: <<Mirad que ninguno se engañe por filosofías
y vanas sutilezas según la tradición de los hombres...y
no según Cristo>> (Colosenses 2: 8).
-
- NO HAY NADA NUEVO BAJO EL SOL
- Ya los fariseos del tiempo de Jesús, los religiosos
de su época, consideraban la tradición oral de
mayor autoridad que la Ley escrita del Antiguo Testamento, y
Cristo les reprendió en gran manera (Mc. 7: 1-13), y es
que ¡no hay nada nuevo bajo el sol!.
- En cuanto a la Iglesia de Roma, uno de tantísimos
ejemplos en cuanto a la cuestión de la tradición
por encima de la Palabra, sería el dogma de la Inmaculada
Concepción de María, el cual veremos más
adelante. La Biblia dice que no hay ni un solo justo entre los
hombres en su propia justicia, sólo Jesucristo hombre.
En cambio Roma eleva a esa misma categoría a María.
De ahí que muchos acudan a ella para casi todo, cuando
la misma Palabra de Dios nos dirige solamente a orar al Padre
en el único nombre dado a los hombres bajo el cielo en
que podemos ser salvos: Jesucristo.El gran comentarista bíblico
Matthew Henry, dijo una vez: <<Nótese que, de ordinario,
quienes más celosos se muestran en que se cumpla lo que
ellos imponen, son los que menos se esmeran en el cumplimiento
de los preceptos divinos verdaderos>>.
-
- Roma no definió dogmáticamente su declarada
autoridad sobre la tradición hasta una fecha tan tardía
como la de 1546 por el Concilio de Trento, como respuesta a la
Reforma. El dogma de la tradición contradice lo establecido
por Dios en Su Palabra. La Biblia es Su Palabra. E insistiremos,
y volveremos a insistir: No la tradición extra bíblica,
no lo dicho por hombres supuestamente santos (la Biblia nos previene
contra los falsos profetas y falsos apóstoles que se iban
a levantar), ni siquiera la posible revelación de algún
ángel del cielo (Gálatas1:8, 9). Nada que sutil
o abiertamente contradiga la Escritura. Jesús de Nazaret
nos dio una clara y expresiva enseñanza de esto. Cuando
Jesús y sus discípulos estaban en tierra de Genesaret,
después de sanar a muchos enfermos, los fariseos y los
escribas se juntaron allí para verle y observarle, juzgándole.
Vieron que los discípulos Suyos comían con las
manos sucias y empezaron a condenarlos. Continúa así
la Palabra de Dios en el evangelio de Marcos: <<Porque
los fariseos y todos los judíos, aferrándose a
la tradición de los ancianos, si muchas veces no se lavan
las manos, no comen. Le preguntaron, pues, los fariseos y los
escribas: ¿Por qué tus discípulos no andan
conforme a la tradición de los ancianos sino que comen
pan con manos inmundas? Respondiendo Él, les dijo: Hipócritas,
bien profetizó de vosotros Isaías, como está
escrito: Este pueblo de labios me honra, mas su corazón
está lejos de Mí. Pues en vano me honran, enseñando
como doctrinas mandamientos de hombres. Porque dejando el mandamiento
de Dios, os aferráis a la tradición de los hombres...Bien
invalidáis el mandamiento de Dios para guardar vuestra
tradición. ¡Desde luego que no hay nada nuevo bajo
el sol, todo esto ya ocurría en el tiempo de Jesús!.
-
- La tradición es un parche humano que intenta hacer
la obra de Dios, acomodándola a la voluntad y deseos de
ciertos hombres que se erigen como representantes Suyos, evitando
y aun negando la mismísima Palabra de Dios muchas veces.
Los fariseos creían que por lavarse las manos antes de
comer, iban a impedir ser contaminados, y así se sentían
justificados ante Dios y los hombres, simplemente por cumplir
un rito religioso más, inventado por ellos mismos. Pero,
¿qué es lo que Jesús les dice a cambio.
Veámoslo: <<Y llamando a sí a toda la multitud,
les dijo: Oídme todos, y entended: Nada hay fuera del
hombre que entre en él, que le pueda contaminar; pero
lo que sale de él, eso es lo que contamina al hombre.
Si alguno tiene oídos para oír, oiga>> (Marcos
7:14-16).
-
- Evidentemente, ni sus propios discípulos tenían
<<oídos para oír>> porque al rato vinieron
a Él para que les explicara esa parábola. El entonces
les dijo: <<...¿No entendéis que todo lo
de fuera que entra en el hombre, no le puede contaminar, porque
no entra en su corazón, sino en el vientre, y sale a la
letrina? ...lo que del hombre sale, eso contamina al hombre.
Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los
malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios,
los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, la
lascivia, la envidia, la maledicencia, la soberbia, la insensatez.
Todas estas maldades de dentro salen, y contaminan al hombre>>
(Marcos 7: 18-23). Desde la caída de Adán y Eva,
el hombre es malo por naturaleza (Gen. 8: 21). Seguir y cumplir
una tradición, es decir, cumplir con una determinada religión
de mandamientos de hombres, no regenará al hombre. Lo
único que puede limpiar y regenerar al hombre es la Palabra
de Dios, porque sólo ella tiene el poder de Dios para
arrancar del corazón humano toda su maldad. Dice el salmo
119: <<¿Con qué limpiará el joven
su camino? Con guardar Tu Palabra>> (v.9) Sólo la
Palabra de Dios obrando poderosamente en nuestros corazones,
puede regenerarlos de veras, por eso el salmista prosigue diciendo:
<<Con todo mi corazón te he buscado; no me dejes
desviarme de tus mandamientos. En mi corazón he guardado
tus dichos, para no pecar contra Tí>>. (Salmo 119:
10, 11)
-
- Roma ha invalidado la Palabra de Dios, elevando como Palabra
de Dios sus propios preceptos derivados de una presunta tradición
de los llamados <<padres post-apostólicos>>,
como los fariseos tenían la suya propia de la <<tradición
de los ancianos>>, que tanto les reprochó Jesús.
-
- Roma, al igual que aquellos fariseos, dice que la Biblia
es la Palabra de Dios, no obstante, al igual que aquellos fariseos,
tiene su propia escritura fuera de la Biblia, la tradición
y sus dogmas, que es más importante que la propia Biblia.
Como les dijo Jesús a los fariseos, también lo
dice a Roma: <<estáis invalidando la Palabra de
Dios con vuestra tradición>> (Marcos 7: 13). También
veremos que, así como Cristo fue crucificado por instigación
de los fariseos, así millones de verdaderos cristianos
han muerto a lo largo de la historia por su fe, por instigación
directa de Roma a través de su <<santa>> Inquisición.
¡No hay nada nuevo bajo el sol!
-
- LA BIBLIA SE PROHIBIÓ AL PUEBLO
- Pero Roma, aún fue más lejos que aquellos fariseos.
Roma llegó a prohibir la Biblia a todos, bajo penas que
iban desde la excomunión y la cárcel, hasta la
muerte. La institución romana prohibió al pueblo
la Biblia a partir del año 1229, bajo el pontificado de
Gregorio IX (1227-1241), con la excusa de que el pueblo no podría
entenderla convenientemente. Este Gregorio IX fue quien instauró
plena y oficialmente la Inquisición, entidad que tantas
y tantas muertes causó por todo el mundo. Más tarde,
el Concilio de Trento mantuvo la prohibición al pueblo
de poseer o leer la Biblia. Quisieron olvidar los Tridentinos
que Pedro apóstol escribió dos Epístolas
Universales, es decir, a todos y cada uno de los creyentes de
todos los tiempos y lugares. El apóstol Juan, escribió
también su Epístola Universal a todos los creyentes,
así como Santiago. Sirva eso de pequeño ejemplo
para entender que Dios se dirige a cada creyente en particular,
y lo hace a través de Su Palabra.
-
- ¿Por qué decidió Roma apartar de sus
fieles la Biblia? Porque en ella se ve el desatino de la institución
romana. La Biblia expone a la luz, la fraudulencia de toda la
enseñanza que nada tiene que ver con la Palabra de Dios;
y Roma lo sabe. Roma sabe que si el fiel lee con atención
la Biblia, encontrará que una gran parte de los dogmas
infalibles de Roma son una pura invención de los papas
a lo largo de muchos siglos, ya que, en el mejor de los casos,
no tienen ningún apoyo escritural.
-
- EL CONSEJO DE LOS CARDENALES AL PAPA JULIO III
- El recelo del catolicismo en relación a las verdades
de la Sagrada Biblia siempre ha sido un hecho. Si ahora el católico
- romano medio tiene más libertad para leer la Biblia,
es porque, 1) Roma, dado los tiempos que corren, no puede impedir
a sus fieles que la lean, 2) Roma realmente piensa que también
dados los tiempos de modernismo y culto a la ciencia humana y
al materialismo, pocos fieles van a encontrar en la Biblia una
respuesta que les satisfaga. Lo primero es cierto. Lo segundo
es equivocado, porque cuando el católico lee la Palabra
de Dios con fe, su vida empieza a cambiar, y empieza a experimentar
verdadera hambre y sed de Dios que le hace buscar más
allá del círculo católico - romano. Esto
último lo sabían los cardenales del tiempo de la
Contrarreforma.
-
- Los más altos responsables del catolicismo romano
están perfectamente conscientes de las contradicciones
insalvables entre la Sagrada Biblia y el sistema de la Iglesia
de Roma. En un discurso proferido por los cardenales de la Curia
Romana, al Papa Julio III, en 1550, inmediatamente después
de su ascensión al Papado, éstos, conscientes de
tales contradicciones, aconsejaron al recién llegado a
la <<silla de San Pedro>>. Ese discurso está
contenido en un documento histórico, del tiempo de la
Reforma, conservado en la Biblioteca Nacional de París,
en la hoja B, nº 1.088, vol. II, págs. 641 -650.
De ese documento, sacamos los siguientes pasajes, que aclaran
bien esas contradicciones. Atención a lo que los cardenales
dicen: "De todo el consejo que podemos ofrecer a vuestra
Santidad retuvimos lo más necesario hasta el fin. Hay
que abrir bien los ojos y usar toda la fuerza posible en la cuestión,
a saber, para permitir lo menos posible la lectura del Evangelio
especialmente en el vernáculo (lengua nativa), en todos
los países bajo la jurisdicción. Baste la pequeña
parte del Evangelio leída usualmente en la misa, y no
se permita que nadie lea más". ¿Roma espantada
de la verdad de la Biblia?. Así es....Más adelante,
los cardenales advierten al Papa: "En cuanto el pueblo esté
contento con esa pequeña porción, florecerán
los intereses de vuestra Santidad, pero cuando el pueblo quiera
leer más, sus intereses comenzarán a fallar".
-
- Después, los cardenales fueron hasta el punto de definir
la Biblia como su verdadero enemigo: "La Biblia es un libro
que, más que cualquier otro, ha levantado contra nosotros
los alborotos y tempestades, por los cuales casi perecemos".
¡El único interés de Roma es no perecer!.
A continuación reconocen que hay conflictos entre la Biblia
y lo que se enseña en la Iglesia Católica: "De
hecho - escriben los cardenales -, si alguien examina de cerca
y compara las enseñanzas de la Biblia, como ocurre en
nuestras iglesias, entonces encontrará discordias y comprenderá
que nuestra enseñanza es muchas veces diferente a la Biblia
y nunca cesará de desafiarnos hasta que todo sea expuesto
y entonces nos volveremos objeto de burlas y odios universales".
- Finalmente, aconsejan al Papa qué hacer con la Biblia:
"Por tanto, es necesario retirar la Biblia de la vista del
pueblo, pero con cuidado, a fin de no causar rebelión".
-
- Todo esto, - subráyese -, fue dicho por los Cardenales
de Roma al Papa Julio III. Parece que la cuestión está
pues suficientemente clara: Roma tiene miedo a la Biblia porque
la Biblia pone a Roma en evidencia; y esto dicho por la misma
Roma. ¿Qué más podemos añadir al
respecto?. Por eso queremos animar a todos los católico
- romanos a que lean con atención y fe el único
libro que define perfectamente el pensamiento, voluntad y carácter
del Creador, la Biblia. La Biblia y sólo la Biblia, la
Palabra de Dios, y no hay manera de mantenernos fieles al Señor
a menos que la conozcamos y la obedezcamos.
- ¡Dios quiere que Su Palabra sea conocida por todos
sus hijos e hijas, sin excepción!
-
- Para más tristeza, la traducción latina de
la Vulgata fue aceptada como texto infalible de la Biblia en
vez del original hebreo y griego, en el año 1559, por
el Concilio de Trento. Sin embargo, está comprobado que
algunas traducciones dentro de la Vulgata son inexactas e incluso
erróneas. En Antioquía, Siria, en el tiempo neotestamentario,
los cristianos se ocupaban de proteger las Escrituras, haciendo
copias perfectas de los manuscritos originales. Al mismo tiempo,
en Alejandría, Egipto, los copistas alteraban las Escritura
según les convenía. De esa versión alejandrina
proviene la Vulgata latina.
¿SON TODAS LAS BIBLIAS IGUALES?
(Excepto la versión pervertida del <<Nuevo Mundo>>
de los <<testigos>> de Jehová).
-
- El texto es el mismo, puesto que sólo hay una Biblia.
El ser católica o evangélica, depende del traductor
que haya preparado la versión. Ahora bien, hay dos diferencias
entre las versiones católicas y las versiones evangélicas.
La primera diferencia consiste en que la versión evangélica
contiene en el Antiguo Testamento el Canon Hebreo, es decir,
la lista de los libros admitidos como inspirados por los judíos
de Israel, un total de 39. Mientras que las versiones católicas
contienen el Canon Alejandrino, o sea la lista de los libros
considerados como inspirados por los judíos que residían
en Alejandría (Egipto), y que forman un total de 46. Estos
siete libros de más, y algunas otras secciones son apócrifos,
es decir, no inspirados.
-
- Hay que decir que el Canon Hebreo es muy anterior al Canon
Alejandrino. Sabemos que Jesús y los apóstoles
usaron el Canon Hebreo, es decir, los libros que hoy poseen las
Biblias versión evangélica. En tiempos de Jesús,
la Septuaginta, que es la versión en griego estaba muy
difundida, y Jesús y los apóstoles citan esa versión
cuando apelan al Antiguo Testamento. Sin embargo, en ninguna
ocasión citan uno de los llamados libros apócrifos.
Tampoco fueron aceptados dichos libros por los primeros padres
apostólicos. Jerónimo se opuso a ellos a pesar
de que los tradujo al latín y los incorporó a la
Vulgata aclarando que no formaban parte de la Biblia Hebrea.
Más tarde (s.IV), Agustín de Hipona, sin embargo,
sí los aceptó, pero otorgándoles un grado
menor de autoridad y designándolos con el nombre de Deuterocanónicos,
es decir, con un grado de inspiración inferior a los otros
libros designados con el nombre de Canónicos. Debido a
la influencia de Agustín de Hipona, esos libros fueron
aceptándose más y más, hasta que en el Concilio
de Trento, en una fecha tan tardía como la del año
1546, fueron reconocidos con el mismo grado de inspiración
que los Canónicos, ya que en ellos podía encontrar
la Iglesia romana, base para algunas de sus doctrinas, como la
de orar por los difuntos. Esta doctrina de orar por los difuntos,
como veremos más adelante, es radicalmente contraria al
mensaje bíblico.
-
- Esos libros apócrifos, que se escribieron, por cierto,
en el periodo intertestamentario, es decir, en esos 400 años
entre el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento, por lo tanto,
fuera del tiempo cuando Dios se reveló, o bien a través
de los profetas (Antiguo Testamento), o bien a través
de los apóstoles (Nuevo Testamento), son los siguientes:
- 1. Tobías
2. Judit
3. Sabiduría
4. Eclesiástico
5. Baruc
6. 1ª de Macabeos
7. 2ª de Macabeos;
-
- Además de seis capítulos y diez versículos
añadidos al libro de Ester y también al de Daniel.
Los apócrifos son libros bien intencionados, y algunos
poseen valor histórico (ejemplo: 1ª y 2ª Macabeos),
pero ni siquiera sus autores pretendían que fueran libros
inspirados, con la autoridad del Espíritu Santo, y como
tales, ser incluídos en el Canon bíblico, tal y
como demuestran las palabras a modo de despedida del autor de
2ª Macabeos 15:37,38: "Y yo termino aquí mi
narración. Si está bien escrita y ordenada, esto
fue lo que me propuse. Si es mediocre y sin valor, sólo
eso fue lo que pude hacer". (2ª Macabeos 15: 37, 38).
¿Cómo podría esto ser Palabra de Dios?.
-
- Así pues, el Antiguo Testamento acaba con el profeta
Malaquías, y por unos 400 años le sigue el llamado
periodo intertestamentario, hasta la aparición de Juan
el Bautista, el último profeta veterotestamentario.
- La segunda diferencia consiste en que las Biblias llamadas
evangélicas contienen simplemente el texto bíblico,
mientras que las Biblias católico - romanas contienen,
además del texto bíblico, notas aclaratorias al
pie de la página, explicando, según la doctrina
católico - romana, aquellos pasajes que pudieran ser confusos
o que abiertamente contradijesen la enseñanza oficial
católico - romana. Por ejemplo, en Exodo 20:4,5, se dice
en el texto bíblico: <<No te harás imagen,
ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el Cielo,
ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No
te inclinarás a ellas ni las honrarás, porque Yo
soy Yahwéh tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad
de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación
de los que me aborrecen>>. Como que el texto apunta a la
práctica católico romana de hacer y venerar las
imágenes de María y de los santos, al llegar a
ese pasaje, algunas versiones católicas ponen una nota
aclarando que esa prohibición estaba bien para Israel,
que fácilmente podía caer en la idolatría
de los pueblos vecinos que adoraban a muchos dioses, pero que
tal prohibición no tiene razón de ser hoy en día,
porque los católicos saben que sólo hay un Dios,
y por lo mismo, las imágenes no son adoradas. Roma se
equivoca, por cierto. Sí tiene razón de ser hoy
en día. Primero, porque la Palabra de Dios, nunca cambia,
y segundo porque, aunque las imágenes no fueran adoradas
por los católicos, cosa que estaría por ver en
muchos casos, sí son veneradas y honradas contradiciendo
abiertamente el mandato bíblico. De esto hablaremos más
en el siguiente capítulo.
- Atras