QUÉ ES LA BIBLIA DE LOS SETENTA O SEPTUAGINTA?
 
Propiamente hablando este término designa la versión griega de la Torá. Esta versión, y sobre todo el Pentateuco vio la luz en Alejandría de Egipto, pero en el lenguaje tradicional se da este nombre a una amplia colección que además del Pentateuco comprende en primer lugar la traducción griega de las obras compuestas en hebreo o en arameo, la mayor parte de ellas pertenecen al Texto Masorético TM (el texto masorético es el texto hebreo recibido a partir del siglo II d.C.), pero otras han desaparecido por completo como el primer libro de los Macabeos o han sido descubiertas posteriormente como el Siracida.
 
En segundo lugar entran en esta colección algunas obras escritas originalmente en lengua griega como por ejemplo, la Sabiduría.
 
Una de las diferencias notables entre el TM y la colección de los Setenta se debe a que esta última no fue recibida en el canon, en el sentido estricto de la palabra, hasta mucho mas tarde en la iglesia griega. En Yabné hacia el año 100 d.C. el judaísmos rabínico acabó fijando el canon con la inclusión en el del Cantar de los cantares y del Qohelet, pero excluyendo a los "libros exteriores", es decir a los libros no recibidos como canónicos en Palestina. El Talmus de
Babilonia recogerá una lista bastante antigua de 24 libros. Con los Setenta no ocurrió nada parecido, no hubo ninguna autoridad que cerrara la colección. Añadamos a esto un hecho fundamental, antes de los siglos III-IV, los rollos de los libros estaban separados unos de otros, fue necesaria la aparición del codex para que pudiésemos encontrarnos con verdaderas colecciones mucho mejor ordenadas.
 
Se sabe que el canon hebreo se caracteriza en parte por su distribución en tres grupos; el traductor griego del Siracida escribe ya, hacia el año 130 a. C. que la ley, los profetas y los libros siguientes nos han transmitido muchas y grandes cosas; el N.T. menciona frecuentemente la ley y los profetas (Mt.5:17) e incluso la ley de Moisés los profetas y los salmos (Lc.24:44).
Recordemos que por "profetas" hay que entender tanto a los "profetas anteriores" como Josué, Jueces, Samuel y los reyes y a los "profetas posteriores" que pueden llamarse escritores. Por otra parte el mismo Siracida (alrededor del 180 a.C.) estructura de este modo el canon de los profetas escritores:
Isaías, Jeremías, Ezequiel, los doce; esto parece indicar que este canon estaba cerrado. Esto está de acuerdo con la antigua tradición de los rabinos, según la cual con la muerte de los últimos profetas, Hageo, Zacarías, Malaquias, desapareció el Espíritu Santo de Israel, en otras palabras, cesó la inspiración divina en ese período. Bajo esta perspectiva, no queda ya lugar en este canon para Daniel compuesto posteriormente.
 
Los tres grandes códices de la Biblia griega son:
 
CODIGO VATICANO
Génesis, Exodo, Levítico, Números, Deuteronomio, Josué, Jueces, Rut, 1-4 Reinados, 1 y 2 Paralipómenos (igual a Crónicas), Esdras A, Esdras II (igual a Esdras-Nehemías), Salmos, Proverbios, Eclesiastés, Cantar, Job, Sabiduría de Salomón, Siracida, Ester, Judit, Tobías, 12 Profetas, Isaías, Jeremías, Baruc, Lamentaciones, Carta de Jeremías, Ezequiel, Daniel.
 
CODIGO SINAITICO
Génesis, Números, 1 Paralipómenos, Esdras II, Ester, Tobías, Judit, 1 y 4 Macabeos, Isaías, Jeremías, Lamentaciones, 12 Profetas, Salmos, Proverbios, Eclesiastés, Cantar, Sabiduría de Salomón, Sirácida, Job.
 
CODICE ALEJANDRINO
Génesis, Exodo, Levítico, Deuteronómio, Josué, Jueces, Rut, 1-4 Reinados, 1-2 Paralipómenos, 12 Profetas, Isaías, Jeremías (incluyendo a baruc, Lamentaciones), Ezequiel, Daniel, Ester, Tobías, Judit, Esdras A, Esdras II, 1-4 Macabeos, Salmos, Job, Proverbios, Eclesiastés, Cantar, Sabiduría de Salomón, Sirácida, Salmos de Salomón.
 
Se puede observar la tendencia a agrupar los libros históricos por una parte, los poéticos en segundo lugar y los proféticos al final. Esta agrupación se debe a manos cristianas.
 
Se puede ver también que Daniel sigue normalmente a Ezequiel y se encuentra por tanto entre los profetas.
 
QUMRAM Y LA VERSION SETENTA
 
El descubrimiento de fragmentos de códices, sobre todo en Egipto a ayudado a un mejor conocimiento del texto antiguo de los Setenta. De la misma forma los manuscritos de Qumram han aportado otras enseñanzas de gran importancia, por ejemplo se han encontrado 6 fragmentos de los Setenta copiados por manos judías; citemos como muestra Exodo 28:4-7; Levítico 2-5; Números 3;Carta de Jeremías 43-44. En el desierto de Judá se encontraron en 1952 importante fragmentos de
los 12 Profetas fechados en el siglo primero d.C.
 
VERSION SETENTA
 
Según Flavio Josefo (Antigüedades, XII, 57) y en algunos padres de la iglesia como Ireneo o Clemente de Alejandría se habla efectivamente de la traducción Setenta del Pentateuco. El nombre Setenta parece querer simbolizar a los setenta ancianos que profetizaron bajo la acción del Espíritu Santo en Números 11:24-30.
 
Se dice que setenta ancianos "inspirados por el Espíritu Santo" tradujeron los textos hebreos y arameos al griego en setenta días.

Sin embargo la carta de Aristéo habla de setenta y dos traductores, seis de cada tribu de Israel y Flavio Josefo (Antigüedades, XII, 56) utilizan esta misma fórmula. Algunos padres de la iglesia como Tertuliano y Agustín recogen estas cifras, dando a entender de que todo Israel (al haber delegado a seis hombres por tribu) quiso participar en esta labor.
 
De hecho sean setenta o setenta y dos ambos simbolismos pueden ponerse fácilmente de acuerdo, en el texto de Números 11:24-30 se añaden dos personajes -Eldad y Medad- a los setenta ancianos que rodean el Tabernáculo; a pesar que se quedaron en el campamento, recibieron también el Espíritu, porque estaban en la lista, Números 11:26.
 
El Pentateuco de la versión Setenta vio la luz en el siglo tercero en Egipto, muy probablemente en Alejandría. Aunque el sacerdocio judío de Jerusalén no debió ver con muy buenos ojos la idea de semejante traducción no tuvo mas remedio que aceptar el trabajo. Unos 150 años más tarde entre el 132 y 117 a.C. el traductor del Sirácida que trabajó en Egipto pero procede de Palestina,
conserva huellas de la desconfianza de los letrados de Jerusalén. Escribe en el prólogo de su obra: "lo que se expresa en hebreo no tiene la misma fuerza, una vez que se ha traducido a otra lengua. Y esto no vale solamente para este libro: la ley misma, los profetas y los demás libros presentan algunas notables diferencias cuando se los lee en el original".
 
Los traductores de la Setenta, tropezaron con algunas dificultades para traducir al griego en vocabulario hebreo. Aquí tenemos algunos ejemplos de las soluciones que escogieron:
 
- El hebreo Torá significa instrucción, enseñanza; no fue traducido por su equivalente griego didache, sino por nomos: ley, prescripción. Esto acentúa el aspecto legalista de la vida bajo el antiguo pacto.
 
- El hebreo sedaqa evoca la experiencia de una relación justa entre el hombre y Dios y por consiguiente su relación con otros hombres. Su traducción por el griego dikaiosyne, justicia, restringe su significado al terreno jurídico, la relación interpersonal desaparece absolutamente.
 
- El hebreo hesed, relación de fidelidad, de benevolencia, es traducido ordinariamente por el griego eleos, compasión, piedad, que añade la noción de una relación de superior inferior, de Dios al hombre.
 
- La palabra berit, pacto, alianza fue traducido por diatheke, disposición legal o testamento dando a entender una voluntad impuesta a otra, los traductores quisieron evitar la idea de que Dios e Israel fueran camaradas.
 
- Para traducir kabod, peso , importancia, esplendor, gloria, se tomó la palabra griega doxa, que significa apariencia, opinión probablemente a partir del sentido derivado de buena opinión o reputación. En este caso la riqueza bíblica de kabod pierde mucho significado con la palabra griega doxa.
 
El nombre divino YHWH no se pronunciaba ya probablemente en el siglo tercero a.C. sino que se lo sustituía en la lectura por Adonai, mi señor mi amo, así pues fue esta palabra hebrea la que dio pie a la traducción habitual kyrios: dueño , jefe, señor, o marido. Por otra parte, esta palabra griega se utiliza a menudo sin artículos en los setenta como para indicar que se trata de un nombre propio. En algunos otros manuscritos se encuentra también iao que recuerda la
pronunciación original de YHWH. En muchos casos YHWH es traducido igualmente por ho theos, Dios, como pasa también con el hebreo elohim.
 
A partir del siglo dos reaparece en los manuscritos el YHWH, probablemente bajo la influencia de los judíos de Judea más celosos con la traducción. Incluso a veces se encuentra YHWH escrito con las letras griegas que se parecen a las del hebreo YHYH, Mas tarde, los cristianos verán a veces en la dualidad de los nombres divinos la designación del Padre (theos) y del hijo (kyrios).

Atras