LA EDUCACION EN LA BIBLIA, PAUTAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO

Pautas del Antiguo Testamento

Dividiremos esta sección en dos partes. En la primera observaremos el conocido pasaje bíblico de Deuteronomio 6 desde la perspectiva de la educación cristiana y en busca de algunas pistas orientadoras y fundamentales para el ministerio docente con los niños. En la segunda parte destacaremos ciertas nociones importantes que nos sugieren la experiencia y la confesión de Israel.

Otra mirada a Deuteronomio 6
La idea es que al realizar este ejercicio logremos dos objetivos interrelacionados: ilustrar un caso específico en que el contenido bíblico ilumina o fundamenta la práctica educativa, y mostrar el fruto de una "lectura" bíblica con el interés especial (o con los "ojos" particulares) del educador cristiano. Conviene que el lector lea primero en forma detenida todo el capítulo 6 y luego lo repase con estas preguntas en mente: ¿qué nos sugiere el pasaje a modo de fundamentos para la educación cristiana de niños?, o ¿qué ideas claves podemos destacar a partir de Deuteronomio 6 en nuestra búsqueda de una base bíblica para la educación cristiana de niños? Más específicamente, ¿quiénes están involucrados en el proceso formativo de Israel?, ¿dónde y cuándo ha de llevarse a cabo el proceso educativo?, ¿cuál es su razón de ser?, ¿cuál es la meta de tal proceso?, ¿cómo se ha de llevar a cabo y en qué consiste, básicamente, el contenido a comunicar?. Luego de releer el pasaje y de considerar las preguntas sugeridas y sus propias respuestas, evalúe las nociones que están a continuación:


El texto: Deuteronomio 6 (selección)
Estos son los mandamientos, leyes y decretos que el Señor su Dios me ha ordenado enseñarles, para que los pongan en práctica en el país del que van a tomar posesión. De esta manera honrarán al Señor su Dios, y cumplirán durante toda su vida las leyes y los mandamientos que yo les mando a ustedes, a sus hijos y a sus nietos; y así vivirán muchos años...
Oye, Israel: El Señor nuestro Dios es el único Señor.
Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas.
Grábate en la mente todas as cosas que hoy te he dicho, y enséñaselas continuamente a tus hijos: háblales de ellas, tanto en tu casa como en el camino, y cuando te levantes. Lleva estos mandamientos atados en tu mano y en tu frente como señales, y escríbelos también en los postes y en las puertas de tu casa.
El Señor y Dios de ustedes les va a hacer entrar en el país que a sus antepasados Abraham, Isaac y Jacob juró que les daría...
Cuando esto suceda, procuren no olvidarse del Señor, que los sacó de Egipto, donde eran esclavos. Adoren al Señor su Dios y sírvanle sólo a él.
Cuando algún día sus hijos les pregunten: "¿ Qué significan estos mandatos, leyes y decretos que nos ha ordenado el Señor nuestro Dios?", ustedes les responderán: "Nosotros éramos esclavos de Faraón, en Egipto, y el Señor nos sacó de allí con gran poder. Nosotros vimos los grandes y terribles prodigios que el Señor realizó en Egipto... y nos llevó al país que nos había prometido
Principios Educativos (ejemplo)
La educación no es una opción: es cuestión de vida o muerte: está en juego la identidad, la sobrevivencia, y la prosperidad del pueblo todo...
La educación sirve el propósito o proyecto de Dios: emana de quién es dios, y responde a la voluntad divina para su pueblo...

¿Quiénes están involucrados? ¿Dónde? (personas, Contexto)
Dios y toda la comunidad: los adultos, especialmente los padres, tienen una responsabilidad especial...
En el hogar, en el camino por todas partes...

¿Por qué ... para qué? (razón de ser y Meta)
Para la honra y gloria de Dios: el sentido de adoración.
Para cultivar la justicia de Dios - vivir como Dios quiere

¿Cómo se hará ... qué se enseñará? (proceso y Contenido)
Conversación, dialogo entre las generaciones.
Se cuenta la historia. Narración.
La historia de la liberación y la visión del gobierno (reino) de Dios, siempre a favor de su pueblo.

¿Cuándo...? (tiempo)
Es un proceso continuo.
Una experiencia cotidiana.
Hay momentos oportunos (interés, necesidad, capacidad: "Cuando sus hijos les pregunten...)

"Después el Señor nos mandó poner en práctica todos estos mandamientos y tenerles reverencia, para que nos vaya bien y para que él nos conserve la vida como hasta ahora. Y será nuestra justicia cumplir cuidadosamente estos mandamientos ante el Señor nuestro Dios, tal como nos lo ha ordenado

¿Cómo compara su propio estudio de Deuteronomio 6 con lo que acabamos de sugerir? Seguramente sería posible enriquecer mucho más la exposición y el comentario del texto desde la perspectiva de la educación cristiana. Lo interesante es que ya podemos observar cómo se perfila una especie de teoría general de la educación cristiana ( o sea una serie articulada de principios o "guías confiables para la práctica") a partir del texto bíblico así interpretado a la luz de nuestra situación presente, provee material indispensable, fundamental, para dar contenido y dirección a nuestro ministerio. Obviamente, necesitamos aprovechar muchos otros recursos que la Biblia nos brinda, en el marco de la comunidad de fe y echando mano a las valiosas ayudas provenientes de los expertos en las disciplinas bíblicas y teológicas además de las educativas. Consideremos ahora algunas observaciones adicionales que nos sugiere en Antiguo Testamento.

Apuntes del Testimonio de Israel

Es posible establecer fundamentos complementarios a partir del estudio cuidadoso de los documentos bíblicos. Siendo que en este caso no pretendemos agotar el tema, nos limitaremos a hacer algunos señalamientos pertinentes, reconociendo desde ya algo muy importante: los niños gozaban de especial estima y consideración como parte del pueblo de Dios en la comunidad hebrea. Las siguientes observaciones son pertinentes en este sentido:
- Es claro que los niños estaban incluidos en el pacto que Dios hizo con Abraham (Génesis 12 a 15). Eran partícipes junto con sus padres y el resto de los israelitas fieles, de las promesas y las bendiciones del Señor.
- También es evidente que los niños estaban incluidos en el pacto que Dios estableció a través de Moisés y por el cual se confirma la formación de Israel como pueblo de Dios (Exodo 19). La dedicación de niños - circuncisión de los varones - y la eventual apropiación responsable del pacto, constituían dos actos religiosos de la mayor importancia para el pueblo de Israel. Nótese la especial provisión que registra Deuteronomio 31:9-13
Moisés puso esta ley por escrito y se la entregó a los sacerdotes... dándoles esta orden: cuando todo Israel se junte para presentarse ante Yavé en el lugar elegido por él, ustedes leerán esta ley para que la oiga todo Israel
Reúne al pueblo, hombres, mujeres y niños, y al forastero que vive en tus ciudades, para que escuchen, aprendan a temer a Yavé y cuiden de poner en práctica todas las palabras de esta ley. Tus hijos, que todavía no la conocen, la oirán y aprenderán a temer a Yavé, tu Dios, todos los días que vivan en el país que vas a conquistar después de pasar el Jordán.

La idea era que los niños escucharan y comprendieran el sentido del pacto con Dios y escogieran apropiarse del mismo. Cada séptimo año los mayores renovaban sus votos al Señor incluyendo el compromiso de obedecer la Ley (o sea el gobierno y la voluntad de Dios) siendo los niños testigos presenciales de tan significativo evento. Se cree que éste era también tiempo oportuno para que los gentiles convertidos ingresaran a la comunidad del pacto. La historia de los actos salvíficos del Señor, su provisión presente, y sus promesas y expectativas para el futuro., se pasaban a las próximas generaciones por medio de la palabra oral y escrita, a manera de "curriculo", diríamos hoy. La renovación del pacto acontecía en un marco de adoración y con un sentido educativo (Exodo 12:26; Josué 24:1-28)

Los adultos tenían la sagrada encomienda de enseñar a los niños. Se trataba de una responsabilidad de los sacerdotes (Deuteronomio 31:12) y - sobre todo - de los padres (Deuteronomio 4:9-10; 6:2; 7;2). La tarea de enseñanza a los niños y los nietos era, en sí misma, una parte esencial de la fidelidad con que se guardaba el pacto con Dios. El fundamento de tal misión docente era desde luego el reto de vivir según esa relación especial con el Señor.

Otra observación fundamental para nosotros es que, según el Antiguo Testamento, los niños no eran considerados responsables de sus "pecados" de la niñez ni tampoco de los pecados de sus padres y otros mayores. Un caso muy interesante es por cierto el referido en Números 14:29-31 y Deuteronomio 1:39 con relación a la entrada a la tierra prometida.
En este desierto caerán los cadáveres de todos ustedes que fueron registrados de veinte años para arriba, y que han murmurado contra mi ... Pero entrarán en cambio los pequeñuelos de ustedes, y no serán entregados a sus enemigos, como acaban de decir, sino que conocerán la tierra que ustedes han despreciado ... ellos si entrarán pues no conocen todavía el bien y el mal.

Está claro en la Escritura hebrea que son los adultos maduros quienes deben asumir responsabilidad. Por la misma razón los niños tampoco han de ser castigados por los pecados de los mayores. Por otra parte, los padres no cargan las culpas de sus hijos adultos, como señala Deuteronomio 24:16 "cada cual pagara por su propio pecado". Esto se explica con lujo de detalles en Ezequiel 18:1-20, y se recoge en la introducción a la promesa del nuevo pacto, en Jeremías 31:29-30: "Entonces no andarán diciendo más: "Los padres comieron uvas agrias y a los hijos se les templan los dientes ... Es decir que cada uno es responsable por sus transgresiones y faltas, como adulto, aunque cabe hacer una salvedad muy importante: toda la comunidad, incluyendo a los niños, desde ya, sufren de diversas formas y en grados distintos las consecuencias de la infidelidad y la injusticia de cualquiera de sus miembros.

Más allá de las peculiaridades de la situación de Israel en los tiempos del Antiguo Testamento (por ejemplo muchas de las disposiciones que aparecen en Levítico) necesitamos afirmarla continuidad histórica que nos une al pueblo de la promesa y, especialmente, la consistencia que presenta la revelación de Dios tal como la Biblia lo registra. De modo que los fundamentos veterotestamentarios son indispensables, aún para la educación cristiana de niños, a la luz - claro está - de la persona y el ministerio de Jesucristo.

Pautas del Nuevo Testamento.
En esta sección podemos seguir un método similar al que empleamos en la anterior, comenzando con un ejercicio de observación cuidadosa de otro conocido texto bíblico (Mateo 18:1-5) desde la perspectiva de la educación cristiana. Luego añadiremos otras observaciones relativas al modelo que presenta Jesús en su ministerio y enseñanza, seguido de breves consideraciones suplementarias sobre el Nuevo Testamento y la historia de la iglesia.

Los Niños y el Reino - Mateo 18: 1-5
Otra vez el lector debe estudiar cuidadosamente el texto bíblico desde la perspectiva de la educación cristiana de niños y en busca de pistas orientadoras para nuestro ministerio. La gran pregunta que nos formulamos en este caso es, simplemente, ¿qué nos dice Jesús respecto a los niños y el Reino de Dios?


EL texto: Mateo 18: 1-5
En aquella misma ocasión los discípulos se acercaron a Jesús y le preguntaron: ¿Quién es el más importante en el reino de Dios?
Jesús llamó entonces a un niño, lo puso en medio de ellos e dijo:
Les aseguro que si ustedes no cambian y se vuelven como un niño, no entrarán en el reino de Dios. El más importante en el reino de Dios es el que se humilla y se vuelve como este niño. Y el que recibe en mi nombre a un niño como éste me recibe a mi .
(... no solamente a mí me recibe, sino también a aquel que me envió.
... Dejen que los niños vengan a mi, y no se lo impidan, porque el reino de Dios es de quienes son como ellos Marcos 9:37; 10:14-15).

Principios Educativos
La cuestión de los niños y el Reino se relaciona con el problema del poder: los más débiles, los "pequeños" resultan ser privilegiados en los ojos y en la economía de Dios (caso especial de la parcialidad divina a favor dl huérfano, la viuda, los pobres, marginados ...). de ahí deriva lo siguiente:
Los niños son metáforas del discipulado y canales de la revelación divina, en la medida que nos enseñan lo que Dios quiere ( ej. Humildad, obedecer, perdonar, disfrutar de la vida...)
Los niños merecen aceptación incondicional, recepción hospitalaria, con respeto y cuidado amoroso (esto es: "recibir al niño en nombre de Jesús"): atención a sus necesidades y su potencial de crecimiento y aprendizaje.

La pertinencia de esta enseñanza para nosotros en obvia. Se requiere que la iglesia tome mucho más en serio el ministerio de la educación cristiana de niños, comenzando por replantearnos las prioridades y los supuestos con que normalmente operamos. Hay que tener presente también algunas observaciones adicionales que registra el Nuevo testamento en esta dirección, como veremos enseguida.

Jesús y los Niños
Las enseñanzas y el ministerio total de Jesús, de acuerdo al relato de los Evangelios, nos iluminan y orientan nuestro propio ministerio ("Así como el Padre me envió a mi, así yo los envió a ustedes:, Juan 20:21) aún en el caso de las fragmentarias referencias a su trato con los niños de la época. Los siguientes ejemplo son suficientes por el momento.
Está claro que en los Evangelios que los niños presenciaron y aún participaron en el ministerio de Jesús (por ejemplo la inclusión de los niños en la alimentación de los cinco mil. Mateo 14:21).
Hay numerosas instancias en que Jesús aparece ministrando directamente a los niños (por ejemplo, bendiciéndolos. Marcos 10:13, 16: sanándolos, como en el caso de la hija de Jairo, Lucas 8:41-50, o el muchacho endemoniado, Lucas 9:38-43).
Jesús asegura que los niños ya son "ciudadanos del Reino"(Marcos 10:14) en el marco de su enseñanza de que los niños son parábolas o metáforas del Reino, como ya vimos.

Jesús no deja lugar a dudas sobre la demanda divina de que "recibamos" a los niños y no les seamos causa de tropiezo o caída (Mateo 18:6: que probablemente alude también a otros hermanos más "pequeños" o "débiles"). Este es también el sentido de la amonestación de Pablo de no "provocar a ira" a nuestros hijos sino criarlos en la disciplina del Señor (Efesios 6:4).
En síntesis, no podemos sino afirmar que Jesús considera a los niños inocentes en el sentido de no necesitar arrepentimiento y conversión - y objetos privilegiados del amor de Dios. Para Jesús, los niños son seres preciosos a quienes debemos cuidar y guiar, y junto a quienes debemos aprender.

Otras Pautas para la Iglesia
El Nuevo Testamento no registra ninguna conversión de niños ni tampoco el bautismo de niños. Desde luego, dado lo reciente de la emergencia de la iglesia de Jesucristo, las personas ingresaban a ella por medio de la conversión a partir de sus trasfondos judíos y paganos. Quizás por la misma razón no se registra ningún intento de convertir y bautizar a los niños de parte de los apóstoles. Sin embargo, es necesario tomar en cuenta las observaciones siguientes.
La conversión de los mayores, especialmente los padres, afecta la vida de toda la familia, incluyendo a los niños. El caso del carcelero de Filipos es interesante en este sentido (Hechos 16:27-33) aún cuando no tenemos referencias específicas sobre su familia.
La carta pastoral de II Timoteo registra lo que podríamos llamar un caso clásico e ideal de formación cristiana en el hogar con la referencia a "esa fe sincera que tenían tu abuela Loida y tu madre Eunice y que estoy convencido de que tu también la tienes". (1:5). Lo mejor que puede ocurrir a cualquier persona es haber nacido en un hogar cristiano y haber sido educado según lo que hemos llamado la visión de Dios, la virtud del Espíritu, y la vocación de Jesús. Y, debemos añadir, haber sido recibido "en el nombre de Jesús" en la comunidad de fe, aún antes de su nacimiento.
Pablo exhorta a hijos y padres a relacionarse en un espíritu de amor y disciplina del Señor (Colosenses 3:20-21). Y el prerequisito de los adultos que aspiramos a "recibir" al niño como si recibiéramos al mismo Señor es vivir "como hijos amados" (Efesios 5:1)Mucho podríamos decir respecto al énfasis neotestamentario sobre el modelaje de la conducta cristiana como método pedagógico por excelencia, además de la exhortación y la instrucción en el sentido más común del término.
A partir del Nuevo Testamento, históricamente se observa un desarrollo interesante respecto a la "teología del niño" y en particular en relación al bautismo. El cuadro sobre los niños en la iglesia que aparece más adelante, recoge en forma sintética las líneas principales de desarrollo de ciertas ideas y prácticas que tienen expresiones contemporáneas en nuestro continente hispanoamericano. En la tradición anabautista - menonita, así como en las demás llamadas "iglesias de creyentes" se considera a los niños como inocentes, cubiertos por el sacrificio expiatorio de Jesucristo hasta el advenimiento de lo que suele llamarse la "edad de la responsabilidad" o "discreción" dentro de la adolescencia